‘Y se llenaron del Espíritu de la libertad’

1 julio 2024

Como cada año, los internos del Centro Penitenciario de Jaén recibieron el sacramento de la Confirmación, siendo también uno de ellos bautizado. La Iglesia ahora tiene trece nuevos testigos del amor de Dios para el mundo.

El pasado día 20 de junio los internos, acompañados de sus capellanes y los voluntarios de Pastoral Penitenciaria, acogían a don Sebastián Chico, obispo de Jaén, con alegría, agradecimiento y sintiendo muy de cerca a al queridísimo religioso José Luis Cejudo, recientemente fallecido. El Señor Obispo, al iniciar la celebración, recibía en la Comunidad al aspirante a bautizarse que, acompañado de su padrino, respondía que pedía la fe.

Una vez proclamada la Palabra de Dios, don Domingo, Delegado de Pastoral Penitenciaria, presentó uno a uno a los confirmandos e indicó que habían recibido la formación adecuada para recibir el sacramento. Ellos fueron levantándose y respondiendo “Presente”. Tras ello, don Sebastián dirigió unas palabras a los confirmandos. Señaló la importancia de responder en la vida como lo acaban de hacer: levantándose y poniéndose a disposición. A continuación, hizo referencia al amor de Dios que nos libera y a la importancia de hacer nuestra la oración del Padre Nuestro.

Al finalizar la homilía, el Sr. Obispo procedió a bautizar a uno de los internos. Tras reafirmarse en la fe, los trece internos recibieron el Sacramento de la Confirmación con alegría.

Una vez confirmados, los internos presentaron ante el Altar sus ofrendas. Junto al Pan y Vino se ofrecieron unas flores que crecen entre los muros de la prisión, como símbolo de que entre los internos sigue brotando algo nuevo, flores que planta uno de ellos; una fotografía de sus familias, símbolo del amor y preocupación que hay entre los privados de libertad sobre lo que están viviendo sus familias; un paquete de tabaco y un mechero que evoca momentos de felicidad y luz entre compañeros y hermanos; un dibujo que representa el Espíritu del Señor; y una cruz como símbolo de las “cruces” que cada uno tiene y que se hacen más llevaderas con los distintos Simón de Cirene que se cruzan en el camino.

Antes de recibir la bendición del Sr. Obispo, uno de los ya confirmados tomaba la palabra para darle gracias a Dios.

El sentimiento compartido entre los internos, voluntarios y capellanes, es que el Espíritu de Dios se hace presente de forma muy especial en este día y que Dios invita a derribar los muros que separan de Jesús. En el corazón de los asistentes, queda grabado como un tatuaje, no con tinta, sino a fuego, que merece la pena seguir a Jesús, que queremos vivir de forma alternativa, que la respuesta es “Hágase en mí, según tu Palabra”, con el modelo de la Virgen María. Una vez más, la fe remueve los cimientos de la prisión.

Nota: En este proyecto, desde hace varios años, colabora de forma activa el salesiano José González.

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