Más de una veintena de jóvenes de los centros de día Don Bosco, y Entre Amics, de Valencia, y de los centros de acogida de Burriana y Valencia participaron el pasado mes de julio en un work Experience (Experiencia de trabajo), en el pueblo de Cilleruelo (Albacete).
Con esta actividad se pretendía que los menores tuvieran una nueva experiencia de vida, y después de haber hecho el Camino de Santiago el año anterior, no pudieron dejar de pensar más a lo grande y soñar con un proyecto mucho más ambicioso, atrevido y a la vez novedoso, tanto para nosotros, como para los chavales, como ha sido el Work Experience.
"Como ducador puedo decir que posiblemente sea la mejor experiencia que he tenido con chavales desde que trabajo en la Casa Don Bosco; con efuerzo, sacrificio, y personas convencidas y con muchas ganas de mirar y pensar por los chavales, el proyecto salió adelante, y esto es algo a lo que solo puedo dar gracias, gracias al promotor de la actividad, gracias a los directores de los centros, gracias a mis compañeros, y como no gracias a los chavales" afirma uno de los educadores.
"Cilleruelo", que así es como los chavales llaman a la actividad, y como entre ellos hablan y recuerdan la experiencia. "Para mí ha sido como un regalo, llegar al Pueblo de "El Jardín", y allí empezar con una caminata hasta la Laguna del Arquillo, y posteriormente hasta el propio Cilleruelo fue la mejor manera de empezar nuestra andadura por tierras manchegas, empezar como terminamos el año anterior, anadando, pero en aquel caso por tierras gallegas y como peregrinos" explica.
Todavía hoy después de dos meses y medio sigue pensado, recordando y preguntándose qué es lo que pasó para que se convirtiera en algo tan especial.
Aunque la actividad duró 7 días, durante 4 días se iban a realizar tres actividades, la primera la rehabilitación de un solar del pueblo intentándolo convertir en una plaza, la segunda una experiencia itinerante en bicicleta realizando una ruta de 35 km, y la tercera una experiencia social pasando la mañana con un grupo de personas mayores que se encontraban en una residencia de ancianos.
He de decir que esta última es la que menos me motivaba, mi carácter impaciente y activo hacia que mi mayor motivación fuera el solar, que realmente fue espectacular, los chavales, todos y cada uno de ellos sin dejarme a nadie trabajaron y dieron todo lo que había dentro de ellos, sudaron, se ensuciaron, se sacrificaron, aprendieron, pero sobre todo puedieron ver el gran resultado, que ellos habían conseguido, trasformar un solar lleno de maleza, de escombro, en una preciosa plaza, con sus bancos, con su camino, con sus jardineras, con sus plantas, en definitiva, con su esfuerzo. El sentir de los 22 chavales, los 4 educadores, los 3 voluntarios (dos de cocina y uno de capataz) y el promotor de la actividad, como una piña unida, sentir como nuestro ese cambio, sentir como nuestra esa plaza, a la que le llamamos Plaza Don Bosco, y la cual brindamos al pueblo de Cilleruelo y a sus habitantes.
Pero cual fue mi sorpresa cuando llegó el día en el que nos tocaba ir con los ancianos, pude observar lo más profundo de los chavales, pude verlos en una faceta que nunca los había visto, o quizás en la que nunca se habían encontrado ellos, y contemplar la mesa que pudimos compartir con aquellos ancianos, y ver como dos chavales jugaban a la brisca con dos abuelitos, ver a otras dos chicas hablar de la infancia de dos señoras mayores, mientras tres ancianas le contaban a otras dos muchachas como habían perdido a sus maridos o a algunos de sus hijos, y poder observar esas miradas de nuestros chavales de interés, pero sobre todo de ternura, eso fue lo más bonito que yo viví en Cilleruelo.
Work Experience a priori parece una actividad muy física, pero la realidad es que ha sido una experiencia muy interna, muy de mirar hacia dentro, muy de recapacitar, y muy de enfrentarse a fantasmas que nunca queremos que salgan de nuestros adentros.