“Willka, una novela para construir una escuela” es el título del libro escrito por Carlos Gómez, profesor de Primaria del Colegio Salesiano San Juan Bosco de Valencia, e impulsada y promovida por Assisi Producciones. Una idea que nace de una experiencia de voluntariado en una casa de acogida salesiana en Perú, y donde el 100% de los beneficios se destina a un proyecto benéfico: la construcción de una escuela en una aldea del centro de Madagascar. Con el sueño de la escuela ya construida, y nuevas iniciativas por delante, Carlos nos cuenta este increíble testimonio.
“Willka tiene origen en el valle sagrado de los incas, Cuzco (Perú); en una experiencia de voluntariado en una casa de acogida salesiana donde tuve la suerte de vivir con 60 niños y niñas de comunidades incas. Entre papeles en sucio, libretas y borradores, fui escribiendo una novela simplemente como forma de reflexionar ante todo lo que estaba viviendo, sintiendo, viendo en aquel pueblo llamado Lares, situado a 3400 metros de altura. Por las noches, antes de dormir, iba dando forma a la novela para poder "digerir" todo lo que estaba viviendo de la forma que mejor sabía hacer, o la única forma posible (ya que estaba solo), escribiendo, que es la mejor forma de reflexión que entiendo.
Como maestro de colegio salesiano, estas iniciativas deben formar parte de nuestro ADN, de nuestro estilo salesiano de entender la educación, ya que así nos lo enseñó Don Bosco. El voluntariado no solo es una experiencia de entrega, de servicio y de ayuda. Es además, aprender a mirar desde una escala más amplia, con argumentos sostenidos sobre vivencias, para así transmitirlo en nuestras aulas desde la más profunda convicción y la certeza de que estamos llamados, nosotros y nuestros alumnos y alumnas, a estar cerca de los más necesitados. Y esto, en un mundo en plena crisis humanitaria, ha pasado de muy recomendable a urgente.
Mi experiencia ha sido fundamentalmente publicar el libro que escribí en Perú y con todos los beneficios, construir una escuela, un comedor y una casa de acogida, en una pequeña aldea del centro de Madagascar donde los niños y las niñas no tenían acceso a la educación. Después de un año vendiendo el libro y llevando a cabo un trabajo de sensibilización en diferentes colegios, universidades y asociaciones, fuimos a Madagascar en julio donde estuvimos dos meses para acabar todo el proceso de construcción y el inicio de la escuela. Una experiencia muy profunda, dura y maravillosa en una pequeña aldea llamada Soavinarivo. Hace solo 15 días que volvimos a España y ahora encaramos fechas muy importantes como la presentación del documental que hemos hecho allí o la audiencia en las Naciones Unidas que nos han concedido en solo unos meses”.