LC 20, 27-38
En aquel tiempo, Jesús, dirigiéndose a los saduceos, que dicen que no hay resurrección, les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
El misterio último de la vida exige alguna respuesta. En una ocasión, E. Chillida decía así: «De la muerte, la razón me dice que es definitiva. De la razón, la razón me dice que es limitada».
Desde los límites y la oscuridad de la razón humana, los creyentes nos abrimos con confianza al misterio de Dios. La invocación del salmista lo dice todo: «Dios mío, en Ti confío, no quede yo defraudado» (Sal 25, 1-2).
Lo único que sostiene al creyente es su fe en el poder salvador de ese Dios que, según Jesús, «no es Dios de muertos, sino de vivos». Dios no es sólo el creador de la vida; es el resucitador que la lleva a su plenitud.
El Credo de los Hechos
¡Creemos en el Dios vivo y verdadero,
Padre de nuestro Señor, Jesucristo.
Ha sido él quien le ha dado la fuerza del Espíritu Santo,
por eso ha pasado entre nosotros haciendo el bien,
y llamando a la libertad a quienes estaban bajo el poder del mal,
porque Dios estaba con él.
Ha resucitado Cristo, Señor nuestro,
¡aleluya, aleluya !
Condenado a muerte
y muerte clavado en cruz,
al tercer día Dios le ha resucitado
y se ha dejado ver de sus apóstoles,
partiendo el pan y comiendo con ellos
tras resucitar de entre los muertos.
Ha resucitado Cristo, Señor nuestro,
¡aleluya, aleluya !
Él nos ha mandado que anunciáramos a todos los pueblos
que le ha sido dado todo el poder
y que Dios le ha constituido juez de vivos y muertos.
Ha resucitado Cristo, Señor nuestro,
aleluya, aleluya !
Todo el que cree en Jesucristo ha resucitado de entre los muertos
recibe el perdón de los pecados gracias a su nombre.
Quienes han estado bautizados en la muerte de Cristo,
son ya en desde ahora hijos de Dios,
y Dios los ama en el Hijo resucitado de entre tantos muertos.
Ha resucitado Cristo, Señor nuestro,
aleluya, aleluya!
Tres cosas en tu vida
Tres cosas son irrevocables en tu vida:
El tiempo… las palabras… y las oportunidades.
Tres cosas no puedes negar en tu Vida:
la Serenidad… la honestidad… y la Esperanza….
Tres cosas deterioran tu vida:
El egoísmo… la arrogancia… y el enfado…
Tres cosas donde no puedes influir:
Tus sueños… tu éxito… y tu destino.
Tres tesoros llenan tu vida:
El amor… la autoestima… y la paz interior
