VIVIR A FONDO | CICLO B – XV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

8 julio 2024

MC 6, 7-13
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Es necesario que nuestro testimonio no sea esperpéntico o fruto de la impostura: la sencillez y la claridad de la luz del Evangelio son las mejores cartas de presentación de nuestra fe; sin embargo, debemos estar preparados para el rechazo, las adversidades, y las contrariedades. El mejor remedio contra el desánimo es la perseverancia, la solidez, la fuerza del rayo que no se detiene ante nada y que sólo necesita de su luz para atravesar hasta la raíz incluso los árboles más duros. Debemos dar gracias a aquellos que nos ayudan a ampliar horizontes, a preparar el corazón, y a llenar nuestro espíritu de luz y esperanza.
Del Salmo 84

Señor, Dios mío;
¡Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que en ti encuentran ayuda,
y desean peregrinar hasta tu monte.

COMO LA LUZ
Autor/a: J. L. Hermosilla

La luz es:
presencia silenciosa que,
como un manto blanco, lo cubre todo;
arrullo que todo lo reviste de color
con su contacto;
espejo donde todo se refleja.

La luz no se ve:
lo que se ve son los objetos
iluminados por la luz.

Quien hizo la luz un día nos dijo:
«Vosotros mientras vivís,
tenéis que ser como antorchas luminosas;
así, al veros los demás, recordarán
que salisteis de la Gran Hoguera de Dios.
Sois como chispas de este Fuego Divino».

No pongáis vuestra luz bajo la cama,
sino sobre la mesa para que todos la contemplen
y glorifiquen el Padre que da toda luz.
Nosotros tenemos que ser luz, como lo es el Padre:
Él la puso desde el principio en el mundo.
Si aquello que tiene que ser luz
se convierte en tinieblas,
qué lamentable y responsable oscuridad
cubrirá la tierra!
Tenemos que ser, mientras vivamos,
luz, antorcha encendida.