A todas las personas que no salen en los periódicos, la radio o la televisión, pero que están transformando el mundo, en sus ambientes, en sus relaciones familiares, en sus trabajos, con sus amistades… A todas esas personas les dedicamos este artículo.
“El ser humano es extraordinario” era el lema de un anuncio de televisión que lanzó una conocida marca de refrescos hace algunos años. En aquella campaña publicitaria aparecían historias de personas: como Justo Gallego, que construyó una catedral durante 40 años con la única ayuda de sus manos, o como “Radio La Colifata”, una radio creada como terapia con internos de un psiquiátrico con millones de oyentes. Eran historias que mostraban lo extraordinario que es el ser humano, capaz de hacer cosas imprevisibles, maravillosas y dignas de admiración. Y vaya si lo es.
Sin duda, el ser humano es, también, extraordinario por lo diverso y diferente que es. Ante una misma situación, hay personas que se sitúan desde lejos, sin querer que le salpiquen las dificultades que puedan existir, poniendo excusas… pero no va dedicado a esas personas este artículo. Este artículo va dedicado a esa otra gente, extraordinaria, que se remanga, y se mete en el charco por los/as demás, que participa, se moviliza y colabora, en la medida de sus posibilidades, en la mejora de la vida de las personas. Día a día. Sin grandes artificios. De manera callada y silenciosa.
Como afirmaba Rouseau, “El hombre es bueno por naturaleza”, y queremos, con estas palabras, hacer un homenaje a la bondad de todas las personas que colaboran, de diversas formas, con Solidaridad Don Bosco. Personas que no solo tienen “buena voluntad”, sino que, luego, la ponen en práctica. Personas que no se mueven por el interés o el deseo de recompensa, sino que se sienten agradecidas en su vida y devuelven ese don, convirtiéndose en regalo para los demás, con pequeños gestos que hacen más llevaderas las dificultades de las personas que les rodean.
Personas extraordinarias en lo ordinario de cada día. Personas que se sienten responsables del mundo en el que viven. Que quieren dejar un mundo mejor del que se encontraron. Personas que tienen conciencia crítica y saben que compartir no es dar lo que te sobra, sino un acto de justicia.
No es una cuestión de tiempos ni de espacios, ni de tareas rutinarias y concretas, ni de ayudar una hora a la semana. Se trata de una opción personal de vida, una manera de vivir en el mundo que nos ha tocado, una manera de ser en el mundo, de posicionarnos ante él.
En la base de nuestra organización se encuentra este planteamiento, esta filosofía; participar de Solidaridad Don Bosco no es hacer cosas, sino ser de una manera concreta. No hacen falta grandes eslóganes, ni campañas publicitarias para trasmitir esa esperanza, sino gestos sencillos. Decía Eduardo Galeano que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”. Pues, a toda esa “gente pequeña”, nuestro más sincero GRACIAS.
Testimonios
“Durante mi infancia siempre escuchaba atenta las lecturas y me entretenía con las imágenes y Boletines Salesianos que mi abuelo recibía cada mes. Tras encontrarme con la existencia de la ONGD Solidaridad Don Bosco, vi la oportunidad de ayudar a crear un mundo más justo y, de algún modo, cumplir con la memoria de mi abuelo. Me siento muy agradecida por la acogida que me han dado como voluntaria y feliz de poder aportar mi granito de arena a esta ingente labor.”
Esperanza del Pilar Corbacho Mazón, voluntaria en la sede de Málaga.
“Desde que era un niño (y aún hoy) mis padres siempre han hecho mucho hincapié en enseñarme la importancia de valores como la empatía o la solidaridad, no sólo económicamente hablando, sino en las muchas situaciones que nos podemos encontrar en el día a día, a entender lo que nuestro tiempo o implicación en algún proyecto puede ayudar a otras personas.
Como educador siempre he hecho todo lo posible por transmitir estos valores que creo esenciales a los/as chicos/as con los que trabajo. Hay que evitar ver las cosas de manera egoísta o caer en el conformismo, es importante seguir soñando que se pueden cambiar las cosas, aunque sean pequeñas cosas que, poco a poco, irán ayudando a que este mundo sea un poco mejor.”
“Me mueve fundamentalmente mi compromiso cristiano y por varias razones. En primer lugar por la caridad, entendida como fraternidad y de pan compartido (no podemos mirar a otro lado cuando a nuestro lado hay tanta necesidad); la justicia social, porque creo en la dignidad de todos los seres humanos y que hay que luchar por la igualdad de todas las personas y la esperanza porque tengo fe y considero que si todos nos involucramos un poco más, la desigualdad tan grande que existe entre los de arriba y los de abajo podrá ser, al menos, un poco menor.”
Candelario Vázquez, coordinador de la Comisión de Solidaridad de Salesianos Triana en Sevilla.