Pozoblanco acogió el funeral por la vida del salesiano Antonio César Fernández en una tarde de emociones donde una multitud arropó el último adiós al misionero pozoalbense. La Parroquia de Santa Catalina se quedó pequeña para acoger los restos mortales de este paisano asesinado tras un ataque yihadista el pasado viernes 15 de febrero a cuarenta kilómetros de la frontera sur de Burkina Faso.
Teodoro Castillejo, director de la casa salesiana de Pozoblanco, compartía el mensaje de Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de la Congregación Salesiana, donde se comunicaba la noticia junto al recuerdo de “un hombre bueno y hombre de Dios que pasó por la vida haciendo el Bien, especialmente entre su amado pueblo africano”.
El funeral, enmarcado en la festividad de los Santos Luis Versiglia y Calixto Caravario, mártires salesianos, además de la celebración de la Virgen de Luna, patrona de la localidad, estuvo presidido por el Obispo de Córdoba, Monseñor Demetrio Fernández González, que estuvo acompañado por Ángel Asurmendi y Juan Carlos Pérez Godoy, provinciales salesianos de España, Miguel Ángel Olaverri, obispo salesiano en la Diócesis de Punta Negra en el Congo, José Elégbédé, Inspector de África Francófona Occidental (AFO), José Antonio San Martín, Procurador de Misiones Salesianas, José María González, párroco de Santa Catalina, junto a numerosos sacerdotes procedentes de España y África, y una amplia representación de autoridades civiles.
Durante la homilía, Demetrio Fernández compartía palabras de consuelo para la localidad con el recuerdo para una persona que tuvo clara desde muy joven su vocación de servir a los más necesitados, motivo por el que llegó a Togo para fundar la primera presencia salesiana en el país. “Su muerte nos ha hecho pensar. Ha hecho un gran bien para la Familia Salesiana y para todos los que han recibido su testimonio. Si durante su vida fue un gran apóstol, en su muerte lo ha sido aún más. Ha sido una donación final con una entrega sostenida durante toda su vida. Por eso se hizo salesiano y por eso pidió marchar a África donde pudo acompañar a jóvenes en situación de riesgo. Él no habría estado allí si no hubiera elegido vivir su día a día como misionero”, expresaba.
Durante las peticiones fue la hermana de César, Patrocinio Fernández, la encargada de recordar las vidas de los guardias de aduanas fallecidos durante el ataque y lanzar un mensaje de paz para que los terroristas que quitaron la vida al misionero “encontraran el perdón y la conversión en Dios”.
Miguel Ángel Olaverri, obispo salesiano en la Diócesis de Punta Negra en el Congo, compartió algunos recuerdos vividos con César durante la época fundacional de la presencia salesiana en Togo. “Fue un momento de comunión, como refleja hoy esta celebración en la que están presentes cuatro inspectores salesianos y se representan los más 1300 salesianos de África”, compartía. Además, trasladó el clamor vivido días atrás en Lomé donde se destacaba la figura de César como un mártir que llegará a los altares. “Con la llamada del Papa Francisco a la santidad, me ha gustado escuchar en la Familia que hoy se entierra a un santo. Tenemos que identificar a esos santos que viven hoy junto a nosotros y nos acompañan”, añadía.
Manolo Jiménez, Visitador de África en Congo tomó la palabra en nombre de José Elégbédé, Inspector de África Francófona Occidental (AFO), para trasladar el pésame y mostrar su cercanía a la familia. “César no era un hermano más, era un amigo, un padre para tantos jóvenes. Conservamos el recuerdo de un hombre espiritual que encarnaba la caridad pastoral. Él ha amado profundamente el pueblo africano. Fue un trabajador celoso e infatigable para cumplir cualquier encomienda. Son numerosos los recuerdos que nos brotan pero podemos estar tremendamente orgullosos. Nos habéis dado al mejor hijo y hermano”, compartía.
También hubo ocasión de hacer un recorrido por el eco internacional y la petición para que César interceda por la paz en África. Por su parte, Ángel Asurmendi, provincial de la Inspectoría María Auxiliadora, quiso agradecer las muestras de cariño recibidas tras la publicación de la noticia. “Gracias a la familia de César por el regalo que nos habéis hecho. No os podremos pagar nunca que nos dierais a una persona valiente, entregada, tenaz y humilde, que ha hecho mucho bien. Un bien que no muere y que dará mucho fruto. Gracias por César y por todo lo que ha hecho y vivido”, compartía para concluir la eucaristía.
Una parada obligatoria en la casa salesiana
Posteriormente, tras acompañar al coche fúnebre en procesión, tuvo lugar un breve momento de oración en la iglesia del colegio salesiano San José, a los pies de María Auxiliadora y de los mártires salesianos.
Esta despedida contó con el protagonismo de los jóvenes del Centro Juvenil que decoraron el féretro con una guirnalda hecha con mensajes de paz como signo de agradecimiento por su labor y entrega por los jóvenes del mundo, para concluir con el canto del “rendidos a tus plantas”.
Diferentes homenajes
El alcalde, Santiago Cabello, lamentó la muerte de «este pozoalbense ejemplar, cuyo testimonio de vida no muere con él sino que queda con nosotros para siempre» e hizo públicas sus condolencias a los familiares y a la comunidad salesiana.
Además, numerosas autoridades religiosas y civiles, así como a instituciones religiosas y educativas, han trasladado sus condolencias en las últimas semanas. Cabe destacar la mención que el Rey Felipe VI realizó sobre su figura durante el transcurso de la entrega de las Medallas de Oro al Mérito de las Bellas Artes.
Igualmente, durante los últimos días, numerosas parroquias salesianas repartidas por distintos lugares del mundo han celebrado misas para agradecer los 40 años de vida dedicados por César en África. Ciudades como Córdoba, Úbeda, Madrid o Ciudad Real, donde residía su familia, han sido algunos de los puntos en los que se ha recordado su figura.
Despedida con honores en Togo
Los restos mortales de César fueron velados en el tanatorio de Pozoblanco durante la mañana del lunes 25, tras llegar desde Togo donde recibió numerosos homenajes en los días previos.
Hasta allí se desplazó Patrocinio Fernández, hermana del misionero, acompañada por una representación de la inspectoría salesiana María Auxiliadora, para recoger durante cuatro días todo el cariño de quienes compartían el día a día con el padre César.
“Quiero que recéis por las personas que lo mataron. Es como una orden que recibiera de mi hermano porque estoy segura de que él murió diciendo: perdónalos Señor porque no saben lo que hacen. Me siento obligada a pedir esta oración de perdón y conversión”. Con este mensaje viral en redes sociales se compartía el testimonio de perdón de Patrocinio Fernández.
"Es un santo", compartían en Lomé a la llegada del cuerpo de César en una iglesia en la que sonó la música desde la primera hora del día hasta el anochecer. "No se veía nada igual desde la visita de la reliquia de Don Bosco. Hasta siempre, padre César", explicaban emocionados algunos testigos de lo vivido en África.
Algunos testimonios que recuerdan a César
“Era un hombre de una bondad excepcional y de gran inteligencia, convencido de su vocación – recuerda Eusebio Muñoz, Delegado del Rector Mayor para la Familia Salesiana -, y cuando estudiábamos en la comunidad de Ronda sus compañeros decían que tardaba una semana en hacer lo que se necesitaba un año para ello”. Muñoz fue el primero en constatar su proceso vocacional misionero, cuando, a principios de los años 80, expresó su deseo de ir a servir a los jóvenes africanos.
“Una vez, mientras yo visitaba las comunidades africanas, fuimos detenidos juntos por milicianos que nos amenazaron y atacaron. Pero quiso quedarse allí y me repitió: `No voy a volver a Europa’. Y compartía todo con los jóvenes africanos: dormía en el suelo, bebía el agua de los arroyos… No había manera de cambiarlo, quería dar testimonio a los jóvenes de su donación total”.
Martín Lasarte, del Dicasterio de Misiones, también tuvo la oportunidad de colaborar en varias ocasiones, para organizar algunos eventos en la Región de África-Madagascar. “Transmitió el carisma salesiano a los africanos, como maestro de novicios formó a generaciones de salesianos africanos durante 10 años”, compartía.
Sus compañeros salesianos describen a Antonio César Fernández como un misionero “sencillo”, que ha dado su vida durante casi cuarenta años en la educación y evangelización de los jóvenes en varios países de África.