La etapa curricular de los alumnos de grado y máster de la EUSS termina con la realización de un proyecto, donde ponen en práctica los conceptos aprendidos durante su formación, un reto que ayuda a aproximarse al mundo profesional. El Dr. José María Ruiz, Jefe del Departamento de Proyectos, trabaja de cerca con ellos, para acompañarlos en el proceso de aprendizaje que suponen estos proyectos, y nos habla de los beneficios que les aportan y los retos del Departamento.
¿Qué destacan los alumnos de sus proyectos de grados y máster?
La mayoría se da cuenta de todo lo que han aprendido y de lo que son capaces de hacer con un poco de guía.
¿Cuáles son los temas que despiertan más interés en los estudiantes?
Los temas dependen mucho de la especialidad de los alumnos. Los de Mecánica se centran más en el diseño de mecanismos y dispositivos y proyectos de instalaciones; los de Organización, en planes de empresas y mejoras de los procesos productivos; los de Electrónica, en nuevos dispositivos y aplicaciones relacionados con la IOT; y los de Electricidad, en instalaciones de BT y centros de transformación y automatización.
¿Hasta qué punto los trabajos de los alumnos encajan con la realidad laboral que encontrarán en el mundo empresarial?
Es un primer contacto muy interesante en el que el alumno ve las dos vertientes vez: la del ingeniero y la del cliente. Su tutor velará porque el nivel de exigencia sea similar al que encontraría fuera de la Universidad, con la puntualización de que el tema económico no es un condicionante decisivo (excepto quizás por los de Organización).
¿Cuáles son los retos más inmediatos del Departamento de Proyectos?
Tenemos que mejorar el proceso de evaluación para que sea más eficiente y transparente y evitar posibles agravios comparativos y, por otro lado, nos gustaría potenciar aún más los TFGs en colaboración con empresas y los de Investigación.
¿Cómo se asesora a los alumnos para el desarrollo de los proyectos?
Los tutores mantienen reuniones periódicas con los estudiantes de manera individualizada. En estas reuniones, se evalúa lo que el estudiante ha hecho y se le indica por donde debe continuar y donde no vale la pena perder más tiempo. El trabajo principal se realizará por el proyectista, pero el tutor le facilitará el camino, dándole referencias a consultar o descartando opciones no viables; lo que no puede hacer el tutor es resolver el problema, la solución definitiva la decidirá el estudiante.
¿Cómo pueden ayudar a la proyección laboral futura de los alumnos estos trabajos de fin de grado / máster?
Teniendo en cuenta que el TFG quizás es una primera toma de contacto con el mundo profesional para aquellos que todavía no han hecho prácticas, si el alumno trabaja su proyecto siguiendo las indicaciones del tutor y respetando todos los requerimientos que ponemos, ya tiene mucho ganado: sabrá documentar y dejar por escrito una propuesta de ingeniería, exponerla ante otros compañeros o del cliente, cuáles son los aspectos más relevantes en cada momento y hacer una planificación con unos plazos fijados, entre otros .
¿Cómo ayudan a reforzar las competencias específicas que han adquirido los alumnos durante los estudios?
Precisamente, es en el TFG donde se ponen en práctica estas competencias y es una especie de "examen final global". Es el momento de darse cuenta para qué sirve todo lo aprendido.
¿Qué puertas puede abrir el trabajo de fin de estudios a los alumnos para su futuro laboral?
Puede abrir muchas puertas. En este sentido, lo más recomendable sería hacer el TFG en la modalidad de prácticas no curriculares en una empresa, pues es una buena excusa para trabajar en todo un proyecto y tocar diferentes áreas o departamentos de la empresa para saber en qué se encaja mejor. Por otra parte, también existe la posibilidad de elegir un tema para el TFG relacionado con una posible trabajo futuro y, así, empezar a familiarizarse y conocer las empresas del sector. Sea cual sea el modo, el TFG debe ser la conexión natural entre los estudios y el mundo profesional.