Treinta caras y un corazón

4 julio 2016

La Familia Salesiana, treinta caras y un corazón
 
Treinta grupos forman parte de lo que llamamos Familia Salesiana. Son grupos que han pedido al Rector Mayor su inclusión en la familia de Don Bosco y ha sido aceptada su petición. Dieciocho de estos grupos son Institutos Religiosos de Derecho Pontificio o Diocesano, tres se integran en los Institutos Seculares y nueve se definen como Asociaciones Públicas y Privadas de Fieles y Movimientos Espirituales

Llama la atención la diversidad de estos grupos y, al mismo tiempo, el llamativo sentido de pertenencia que tienen a este movimiento eclesial salesiano. En cada uno de estas familias religiosas se realiza una particular experiencia de la consagración bautismal con la que responden a la llamada que han recibido de Dios. Este origen explica que sea diferente el perfil espiritual de sus miembros, la experiencia evangélica por la que apuestan y el trabajo misionero que realizan. Estas treinta caras diversas nos ayudan a comprender mejor la particular forma de actuar que Dios tiene: ¡Todas sus criaturas son diferentes y originales!

Los treinta grupos viven esta diferencia conscientes de participar en una común experiencia evangélica. La experiencia es completa cuando cada uno de estos grupos lo hace en comunión con los demás. La pertenencia a la Familia Salesiana supone, en el primer momento, tomar conciencia de la decisiva importancia que tienen los otros grupos para responder a lo que el Dios pide. Entre todos recrean la aportación que el Espíritu hace a la Iglesia por medio de Don Bosco. Entre todos alimentan un carisma que se conserva vivo con la original aportación de cada uno y del conjunto. Entre todos hacen posible que el regalo que Dios nos ha hecho con la figura de Don Bosco siga siendo actual en cualquier parte del mundo y en cualquier época.

¿Dónde encuentran la unidad estos grupos dispares y con una particular autonomía? La unidad es posible porque todos comparten un corazón común en la espiritualidad salesiana. Se sienten unidos por la consagración bautismal, por un humanismo cristiano relacionado con San Francisco de Sales y, de manera significativa, por la figura de San Juan Bosco. Esta referencia a Don Bosco encuentra una concreción significativa en la figura del Rector Mayor, centro de unidad y de comunión para los grupos de la Familia Salesiana.

En cada uno de los grupos pertenecientes a la Familia Salesiana se subrayan algunas de las elecciones que nuestro Fundador hace en su original lectura del Evangelio: su dedicación a los jóvenes, sobre todo a los más necesitados, y a las clases populares, el amor a María Auxiliadora, el sentido de familia, la cordialidad en las relaciones con los demás, la sentida pertenencia a la Iglesia, la vivencia gozosa del Evangelio, el optimismo, la conciencia de repetir la vida de Cristo Buen Pastor…

Llama la atención en estos grupos la vida que se percibe en ellos. Cuando la crisis en que estamos metidos nos invita a vivir replegados, sorprende mucho la permanente respuesta que dan a los retos de cada día. Están convencidos que es este el tiempo propicio que tienen para repetir la experiencia que en Valdocco hizo San Juan Bosco. Comprenden que hoy es el tiempo de gracia que Dios les está regalando. La apuesta que hace la Familia Salesiana, en continuo crecimiento, por una nueva primavera está ya floreciendo.
 
Eusebio Muñoz
Delegado del Rector Mayor para la Familia Salesiana
 

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