La cercanía del Papa Francisco a la Familia Salesiana es conocida. Son significativos los vínculos con algunos Salesianos relevantes para su vida, durante sus años de estudiante en el Instituto de Ramos Mejía y su devoción a María Auxiliadora.
Pero, en el mensaje que envió con motivo del Capítulo General 28° de la Congregación Salesiana el Papa Francisco sorprende por el conocimiento profundo del carisma de Don Bosco. Refiriéndose con familiaridad, como en un simple “buenas noches” ofrecido en el oratorio, ayuda a identificar la respuesta a la pregunta del Capítulo: “¿Qué Salesianos para los jóvenes de hoy?” Para el Pontífice argentino, la respuesta es: “Un hombre lleno de esperanza, porque sabe que su centro está en el Señor, capaz de hacer nuevas todas las cosas”.
Después de alegrarse de que el Capítulo se haya celebrado en Valdocco – de donde también deriva la invitación a no olvidar nunca las voces ruidosas de los jóvenes, sobre todo de aquellos que quedaron “como ovejas sin pastor”– el Santo Padre invita a cada Salesianos de Don Bosco a “cultivar una actitud contemplativa”, a asumir esa mirada “capaz de identificar y discernir los puntos calves” y que le hace capaz de “mostrar otros sueños que este mundo no ofrece”.
Tomando como modelo a Don Bosco, el Papa señala a los Salesianos un modelo de religioso “incapaz de permanecer neutral o inmóvil frente a lo que está sucediendo”, un Salesiano, podríamos decir con referencia al Aguinaldo para el 2020, que vive la política del Padre Nuestro. Un Salesiano ni clerical ni riguroso, sino una persona consagrada que “no elige separarse del mundo para buscar la santidad”, “sino que se deja interpelar y elige cómo y qué mundo habitar”.
El mundo de los Salesianos es el de los jóvenes y cómo vivir en él es sencillamente unido al de ellos. “Los interlocutores de Don Bosco ayer y del salesiano hoy no son meros destinatarios de una estrategia planificada de antemano, sino vivos protagonistas del oratorio a realizar”; añade claramente el Pontífice.
Por otra parte, el Papa Francisco expresó más tarde, hablando de la figura particular del Salesiano Coadjutor: “su consagración es, en primer lugar, un signo del amor gratuito del Señor y al Señor en sus jóvenes… La primera llamada es a ser una presencia alegre y gratuita entre los jóvenes”.
Entre los indicios que ofrece para el futuro de la Congregación, el Papa Francisco destaca también el don de la presencia femenina en las obras salesianas, a partir de Mamá Margarita, que fue una presencia capaz de transmitir la dimensión de la hospitalidad, una presencia afectiva, además de efectiva, y por eso debe ser valorada “como un actor no auxiliar, sino constitutivo de vuestras presencias”.
Finalmente, observando la presencia global de la Familia Salesiana, la difusión misionera, la atención siempre prestada a la inculturación del Evangelio, el Papa Bergoglio anima “a preservar la riqueza de muchas de las culturas en las que se está inmerso sin intentar ‘homologarlas’”. De esta manera “la salesianidad, lejos de perderse en la uniformidad de las tonalidades, adquirirá una expresión más bella y atractiva… sabrá expresarse en dialecto’”. Y también podrá hablar, con la misma naturalidad y autoridad, los idiomas de los patios digitales.
La conclusión del Papa es casi un himno a Don Bosco y a sus sueños para los jóvenes, y en particular para los más necesitados: “Sueñen con casas abiertas, fecundas y evangelizadoras, capaces de permitir que el Señor muestre su amor incondicional a muchos jóvenes y que les permita disfrutar de la belleza a la que han sido llamados. Sueñen… Y no solo para vosotros y para el bien de la Congregación, sino para todos los jóvenes privados de la fuerza, de la luz y de la consolación de la amistad con Jesucristo, privados de una comunidad de fe que los sostenga, privados de un horizonte de sentido y de vida (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 49). ¡Sueñen… y hagan soñar!”