Espíritu de Servicio es la fuerza motriz de Felipe Munuera (1962) en la vida y, desde hace pocas semanas, también en la dirección de Cáritas. La orla de la promoción de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra que cuelga en su despacho, una original foto de curso en un andamio y no la colección de fotos de carné al uso, le recuerda un capítulo del final de su vida universitaria: como delegado de curso, le cupo la responsabilidad de dirigir unas palabras en el acto de graduación; "me centré precisamente en el sentido que tiene la responsabilidad del arquitecto ante el mundo para hacer un mundo más vividero, mejor para funcionar; no deja de ser servir a la sociedad". Y con este principio, "la vida fluye y las cosas acaban ocurriendo en su momento; así que debía ser el momento", afirma sobre su llega a Cáritas Diocesana de Huesca.
A esta responsabilidad accede tras una larga trayectoria de servicios en Iglesia y en servicios diocesanos o parroquiales en el Colegio Salesiano. Felipe Munuera recibió el pasado otoño una llamada telefónica de Pilar Polo, directora de Cáritas. No era la primera; en ocasiones anteriores había realizado algunas tareas para Cáritas en su campo profesional. Sin embargo, esta vez el objetivo era bien distinto. Con la franqueza que le caracteriza, Pilar Polo le ofreció la dirección de Cáritas Diocesana de Huesca: "me cogió a contrapié", relata Felipe Munuera, quien pidió tiempo para pensar. "Le pedí información para tener una idea más cabal de lo que es Cáritas y de cómo funciona y me di un plazo para reflexionar".
"Hubo un momento en el que estuve a punto de decirle que no; de hecho, se lo manifesté y nos dimos más plazo". La decisión dependía no sólo del propio Felipe y su actividad profesional, "pero esto incumbía también a la familia, por tiempo, por fines de semana, por mil cosas, me planteé que la respuesta también dependía de cómo respirase mi casa", su esposa y sus tres hijos. Una reflexión en común solventó duda y Felipe aceptó. "Si ha llegado, será por algo y que sea lo que Dios quiera", fue el pensamiento que cerró este proceso, al que continuó un tiempo de conocimiento sobre el terreno de la realidad de Cáritas, cada centro y cada programa, antes de que se hiciera oficial el relevo; un proceso también de "reordenación" mental y profesional.
"Conocía Cáritas de cerca, pero desde fuera, y conocerlo con detalle me ha descubierto la amplitud, la extensión, hasta dónde llega, la capacidad organizativa que tiene", con una estructura de trabajadores y colaboradores voluntarios extensa, relata. "Yo no dejo de ser un voluntario más, lo que sucede es que me toca una labor de representación y parece que soy otra cosa; pero ni trabajo más que otros voluntarios ni soy más importante que ellos" apunta al hablar de su tara.
Y precisa Felipe Munuera que habla de profesionalidad "no en el sentido de contratado; el voluntario también tiene que trabajar con profesionalidad, advierte. "Las cosas hechas con voluntarismo pero sin capacidad son muy peligrosas, en este ámbito y en cualquier otro, y este es el sentido en el que hablo de profesionalidad", continúa.
"Afortunadamente, el esquema de funcionamiento de Cáritas permite la toma de decisiones colegiada, como una comisión permanente muchas decisiones se toman ahí", prosigue. "Yo soy un eslabón más; soy el director, por encima está don Julián, que es el presidente de Cáritas como obispo de la Diócesis, y hay un staff, con el administrador, el secretario general, el delegado diocesano… hay mucha gente y todos nos integramos en la toma de decisiones".
¿Condiciones o actitudes para afrontar el trabajo? "Parte de mis dudas antes de decir que sí era si me veía con un perfil adecuado para cumplir esa misión". "A pesar de mis dudas dije que sí, con espíritu de servicio" y además de esta actitud, cita "la transparencia y la exigencia en el compromiso creo que son obligadas", reflexiona.
Felipe Munuera no comparte que su estudio de arquitectura y la labor en Cáritas sean tareas dispares que le supongan un esfuerzo añadido de organización personal. "En realidad no son tan dispares; mi planteamiento ante las cosas es desde hace tiempo el mismo: cuando trabajo como arquitecto lo hago contando con que hago un servicio a un cliente, particular o más amplio, incluso como miembro de Junta del Colegio de Arquitecto mi planteamiento siempre fue de servicio; si puedo hacer algo útil, ahí estamos". "Son aspectos distintos, pero están integrados, el planteamiento es el mismo en todos los momentos, en un momento con mi bagaje más personal y en el otro, profesional".
La dirección de Cáritas se suma, hay que insistir, a su taller de Arquitectura y la presidencia del a demarcación de Huesca del Colegio de Arquitectos de Aragón. ¿Cómo se llega a todo? Aplica un concepto de sencilla formulación y profundo significado: "Una filosofía de la calma" basada en la experiencia vital.