Rubén Ponce Peña, natural de Cádiz, (27/09/1992), lleva desde el 7 de septiembre de este año realizando el noviciado salesiano internacional en la Comunidad “San Luis Versiglia” de Genzano di Roma, tras realizar el prenoviciado en la comunidad Beato Bartolomé Blanco de Sevilla. A las puertas de una nueva etapa dedica un tiempo de diálogo para responder las cuestiones de la revista SMX, dentro del año “Ven y verás”.
¿Cómo has comenzado el nuevo curso?
El nuevo curso lo he empezado cambiando de aires pues he comenzado la etapa del Noviciado que se lleva a cabo en Genzano, un pueblo cercano a Roma. Llevamos aquí más o menos un mes y medio y va todo genial, hemos empezado con fuerzas y con ganas y estamos aprendiendo mucho.
¿Qué es para ti la vocación?
Siempre he relacionado la vocación con los latidos del corazón. Cuando se habla de vocación, hablamos de una llamada que Dios nos hace a seguir algún camino en la vida que la llene de sentido y, por tanto, de felicidad y para mí siempre ha sido mucho más sencillo ver con qué, dónde y con quiénes el corazón me latía más rápido, con más energía, de otra forma que hacía que uno se levantara con ganas, con ilusión, derrochando motivación y energías para llevar a cabo alguna acción que te acercase a sentirte así de bien.
¿Cómo te planteaste unirte a la Comunidad Bartolomé Blanco e iniciar tu camino de formación?
Es una pregunta difícil porque fue un camino de varios años, de darles muchas vueltas a la cabeza y, sobre todo, de intentar ver a Dios en lo cotidiano, en el día a día y poco a poco ir descubriendo qué es lo que quería de mí. Tras mucha vida compartida en el Centro Juvenil Bosco de Cádiz con los chavales, animadores y salesianos, sentía cada vez con mayor claridad que mi vida podía ser ofrecida a Dios para los chavales a los que ponía rostro todos los días y a los que Dios mismo me iría colocando en el camino. Así, siempre acompañado, acabé dando el paso de acercarme a la Comunidad Bartolomé Blanco y conocerla… No fue fácil pero, ahora mismo, creo que es lo mejor que he hecho.
¿Qué le dirías a los jóvenes que se plantean su vocación?
Les diría que es un tema delicado y que si se vive solo, se puede llegar a sufrir. Que no tengan miedo, eso es lo primero, porque hacemos un mundo de algo que después no es para tanto. Y lo segundo, que busquen a su mejor amigo, a alguien de confianza a quien contárselo porque cuatro ojos ven más que dos (risas).
¿Qué significa para ti Don Bosco?
Don Bosco es un grande. Para mí, fue un hombre adelantadísimo a su tiempo que supo dejarse guiar por Dios confiando en Él plenamente lo que lo llevó a dejar una gran marca en la historia que es la Familia Salesiana. Ahora que tengo oportunidad de seguir descubriéndolo aún más día a día, diría que es un hombre con un corazón gigante, que ha revolucionado el mundo con su obra y con su vida y que a día de hoy sigue causando estragos en las vidas de muchos que encuentran la inspiración para vivir sus vidas en su manera particular de seguir a Jesús.
