La Inspectoría Salesiana María Auxiliadora celebró en la Casa-Seminario de Málaga del 18 al 22 de abril de 2022 su Capítulo Inspectorial en el que participaron 130 salesianos y seglares de las presencias salesianas de Andalucía, Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Canarias, Extremadura, Islas Baleares y Región de Murcia.
En la recta final del mismo, durante el trabajo intensivo desarrollado desde la mañana del jueves 21, los asistentes tuvieron ocasión de profundizar en el documento ‘Opciones para el Proyecto Orgánico Inspectorial’, que recogía la reflexión iniciada en las sesiones anteriores.
Durante el trabajo por grupos y la posterior puesta en común se revisó la correcta formulación de las prioridades definidas, así como la descripción de cada una de las mismas para recoger la sensibilidad del Capítulo y facilitar el trabajo de la comisión redactora. Este proceso finalizó a última hora de la tarde con la votación definitiva del texto que contó con la aprobación de una amplia mayoría. Entre las seis opciones presentadas, se encuentran:
- ‘Transmitir la fe desde la identidad cristiana’
- Caminar con los jóvenes, viviendo la sinodalidad
- Priorizar la atención a los jóvenes en riesgo o situación de exclusión
- Acompañar en clave vocacional
- Vivir y transmitir el carisma salesiano
- ‘Ser testimonios de fraternidad comunitaria’, entre otros.
En la jornada también hubo ocasión de conocer el borrador del Plan Inspectorial de Formación Conjunta, de la mano de José Luis Navarro, Consejero para el Carisma y Misión compartidos, que fue el encargado de la presentación. «El CG28, en su reflexión sobre qué salesianos para los jóvenes de hoy, dedica todo un capítulo a la relación que se establece entre salesianos y seglares dando gran importancia a la misión y a la formación conjunta», explicaba el salesiano sobre una prioridad que parte desde los inicios de la inspectoría. «Formándonos y preparándonos para vivir con coherencia y fidelidad, convencidos de la validez de nuestro carisma», añadía.
La asamblea capitular también pudo conocer de forma detallada el estado de la formación inicial y permanente, con la presentación de Fernando Miranda, Delegado de Formación.
El trabajo durante la última sesión se centró en la explicación en el aula para aportar posibles líneas de acción o concreciones sobre cada una de las opciones validadas.
El broche final del viernes llegó de la mano del regulador, que desarrolló el resumen del camino recorrido y dio paso a la posterior conclusión del inspector. En sus palabras finales a la asamblea, el regulador Juan Bosco Sancho felicitó por el trabajo intenso. “Gracias por la dedicación y trabajo de las distintas tareas capitulares. Gracias a todos los que nos habéis ayudado a animar los momentos de liturgia. Gracias a los que habéis formado parte de la comisión precapitular. Gracias al equipo de comunicación que nos ha facilitado muchas tareas. Gracias a todos los que habéis preparado los temas y gracias a don Marcelo que nos ha acompañado durante todo el capítulo”, compartía. “Que la Pascua avive la llama de nuestro corazón, nos renueve la presencia del Espíritu y seamos presencia renacida en nuestras comunidades”, concluía.
Las palabras del Inspector, Ángel Asurmendi eran muy esperadas. Comenzó su relación final dando las gracias remarcando las palabras compartidas por Juan Bosco, agradeciendo especialmente su labor desarrollada con paciencia y sabiduría. “Doy gracias a todos los invitados, salesianos y laicos, y nos alegramos de haber compartido con vosotros estos días. También agradecer a los jóvenes por aportar su frescura con iniciativas como el ‘Late’ CI’22. Y un agradecimiento especial a la casa de Málaga que ha aportado un soporte logístico que ha permitido la celebración. “Gracias Dios por haber llegado a este momento del Capítulo Inspectorial”. Siguió una larga serie de agradecimientos entre ellos a la presencia del Regional don Marcelo Farfán. “Deseamos que esta experiencia compartida le venga bien en la elaboración de su informe de la Inspectoría”, concluía.
Después del agradecimiento Ángel Asurmendi, también tuvo palabras para disculparse por si alguna palabra pudiera herir en alguna ocasión a algún hermano, para seguir posteriormente con las palabras del Papa Juan Pablo II, en su mensaje “Testigos de la Alegría”.
“El Señor nos sigue llamando a ser cada día “Signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes”. Tenemos que aprender a decir como Don Bosco que hasta nuestro último aliento será para los jóvenes. Cada día hemos de renovar y revitalizar la vocación a la que un día fuimos llamados y que el Señor mantiene”, explicaba.
“No podemos ser sólo salesianos de nombre. No podemos ser funcionarios. El Papa nos da el consejo de mirar al Sagrario y mirar a la gente. Miremos al Señor y tengamos una buena relación con él, estrecha, profunda y continua. Miremos a la gente, no nos aislemos. Si no estamos con los jóvenes nuestro objetivo no lo ve nadie”, explicaba.
En su cierre insistió en la importancia de dejarse acompañar para alejarse de la autocomplacencia y el autoengaño. “Es bueno tener una persona de referencia con la que hablar abiertamente y escuchar una palabra que sirva para seguir adelante”, compartía.
Por último insistió en la importancia del cuidado. “Hagámoslo, cuidemos los unos de los otros. Debemos interesarnos y cuidar a los hermanos, saber qué necesitan, qué momento están pasando. Esa debe ser nuestra manera de vivir la fraternidad”, explicaba sobre unas orientaciones que servían como primer grito tras el trabajo realizado.
En la segunda parte de la intervención valoró el trabajo realizado por los capitulares para profundizar en la prioridad de la misión salesiana entre los jóvenes de hoy, junto al apartado de la formación y el trabajo con los laicos. “Todos los núcleos del CG28 han resonado en el aúla y se han reflejado en la vida de la Inspectoría”, explicaba. “Habéis hecho un gran trabajo centrando el sentido del POI en la misión. Es un buen punto de partida para servir a la gente y los jóvenes de hoy con nuestro carisma. Hemos acabado definiendo unas opciones y unos retos con la única tarea de ser fieles al servicio al Señor y a los jóvenes con el fin de acercarles el rostro de Dios llegando hasta los excluidos del sistema, los marginados, que son sus preferidos”, expresaba sobre el sentido de una comunidad en salida que priorice el acompañar, acoger o situarse con criterios del Evangelio. “Quizás las palabras no son nuevas, pero son propias de nuestra misión de siempre, pero suenan en este Capítulo a novedad, a fidelidad renovada concretada en los momentos actuales. Es el Espíritu el que nos ha ido guiando hacia ellas”, añadía.
“Atravesamos tiempos en los que se pone más en evidencia las sombras que las luces, o son momentos de reestructuración y desconcierto, pero en medio de todo eso os invito a terminar el Capítulo escuchando lo que le dijo Jesús a sus discípulos en Tabor: “Levantaos, no tengáis miedo”; unas palabras que pusieron el cierre entre una larga ovación de los participantes.
Tras la Eucaristía de clausura, presidida por el visitador extraordinario, los salesianos y laicos participantes se despidieron con la ilusión de responder a los desafíos propuestos y con el deseo de reencontrarse en el próximo Capítulo que se celebrará dentro de tres años, según señalan las Constituciones Salesianas y en el que se recogerá el fruto de todo lo sembrado durante estos días en Málaga.