Santi Dominguez: “Somos iglesia en patios, aulas, centros juveniles”

7 mayo 2015

¿Cómo es un día en tu vida?
 
Este año no tengo un día “estándar”, pues muchas veces por la coordinación inspectorial y nacional de centros juveniles tengo que estar en continuo “viaje”. Normalmente me levanto a las 6,30 y después tengo espacio para la meditación. Con un hermano de mi comunidad nos repartimos la celebración de la Eucaristía en una comunidad de la Hijas de la Caridad, debajo mismo del “Pirulí”. Después reuniones, despacho, coche, equipos de trabajo, animadores y animadoras, centros juveniles, federaciones, confederación, correo electrónico, charlas, formación…. Suelo finalizar mi jornada con un espacio para la oración y con un buen libro me retiro a descansar sobre la 1,00.

¿Puedes contarnos cómo sentiste la llamada a la vida religiosa?
 
“¡Pues, bajo un ángel del cielo y me dijo cuál era mi camino!”. Ya quisiéramos muchas veces que sucediera así. Esa “llamada” la sentí en lo cotidiano de mi vida poco a poco. Mi vinculación con el movimiento juvenil salesiano comienza en el año 1982. Mi padre (profe en el colegio salesiano de Calvo Sotelo en La Coruña) me invitó a participar en diversas actividades del centro juvenil. Comencé en el grupo de teatro del Centro Juvenil (Candilejas), con papeles de Herodes en el Belén viviente y de Judas en Jesucristo Superstar, seguí en el grupo de confirmación y otras historias. El buen rollo que había, la cercanía de los salesianos y animadores, el espíritu de familia me enganchó de tal manera que decidí irme a León a seguir estudiando y comenzar mi camino de preparación para ser algún día salesiano. Seguí vinculado al centro juvenil y en 1986 comencé como animador en el centro juvenil Don Bosco de León y hasta ahora.

¿El mejor momento de tu vida como Salesiano?
Escoger uno solamente es complicado. Tengo muchos momentos extraordinarios junto con jóvenes y salesianos con los que he caminado o camino en este momento. De manera especial voy a destacar tres: mis primeros años como salesiano, en un pueblecito de Palencia: Astudillo. Compartí vida con jóvenes que se creían de corazón que entregarse a los demás merecía una vida. Otro momento especial, fueron unos meses en verano que tuve la gran suerte de estar en Cuba. Allí aprendí que lo importante son las personas, el tú a tú, no necesitamos nada más, desde la pobreza más absoluta. Y el último, mi celebración de los 25 años como salesiano, compartiéndolo con mi gran familia de la Casa de Juventud Aleste.

¿Cuáles han sido tus referentes vocacionales?
 
Mi gran referente siempre ha sido mi padre (fallecido hace cuatro años). Era Salesiano cooperador y fue durante muchos años presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Calvo Sotelo de La Coruña. Como profesor siempre se dedicó en cuerpo y alma a aquellos jóvenes especialmente a quienes más lo necesitaban. Creía en la bondad de las personas, en las posibilidades de cualquiera por muy cafre que fuera. Me enseñó la sonrisa de Don Bosco, la humanidad de Jesús de Nazaret con el más pequeño. Me enseñó a preocuparme por los demás, al verdadero sabor de la solidaridad. Siempre ha sido y será mi gran referente. También son referentes muchos jóvenes con los que he compartido camino, me han ayudado siempre a pisar tierra, a ser creativo….

¿Como ves a los jóvenes respecto a la iglesia?
 
Bueno, esta es una pregunta que pudiera contestar con tópicos, basándome en las últimas encuestas e informes de diversas instituciones. Que los jóvenes ven a la Iglesia como una institución vieja, caduca y trasnochada, es un hecho en general. Los jóvenes no entienden, ni quieren ni están receptivos, a lo que la Iglesia quiere decir. Los curas les pillan muy, muy lejos. Algunos no han hablado nunca con ninguno con sinceridad, ni con un religioso o religiosa. Lo más cercano que pueden tener es la presencia de algún familiar que va a misa, algún amigo que puede que también vaya, o que se diga cristiano pero no practicante. La mayor parte de las veces, sin embargo, estos posibles testigos e interlocutores permanecen mudos, o no saben qué decir. Lenguaje pasado de moda, anticuado, lejano, superficial, incluso falso. Lo de Dios les suena raro, aunque lo llevan dentro y pueden, de vez en cuando, muy de vez en cuando en ocasiones, recurrir a Él. Pero lo cierto es que su vida se mueve entre otros parámetros, que nada tiene que ver ni con la Iglesia, ni con el Evangelio, ni con Dios. Visión, a mi juicio, que no se corresponde con la realidad del todo. De hecho, los jóvenes que participan en la vida de la Iglesia la ven y la perciben de otra manera. Pero tenemos que ser autocríticos con nosotros mismos. Tenemos que aprovechar la “primavera eclesial” de Francisco para animarles a que la conozcan por dentro. Seguro que muchos cambiarían de opinión. Tenemos que construir familia, más que Institución.

¿Qué tipo de estrategia crees que debe desarrollar la Iglesia para acercarse a los jóvenes?
 
No creo que tengamos que hacer una campaña o un plan estratégico para acercarse a los jóvenes. Creo que tenemos que ser coherentes y testimoniar con nuestra presencia al Jesús de la Vida. Por descontando tenemos que pensar en los jóvenes que no son un “gasto” son una “inversión”, son protagonistas de la historia, de su historia. Tenemos que ayudarles a soñar, acompañándolos en el camino, vivir con ellos, amar lo que ellos aman, compartir lo que ellos comparten, ofrecerles espacios de sentido. Lo más importante es ser consciente que somos iglesia en nuestros patios, aulas, centros juveniles.

¿Cómo podemos llevar la Familia salesiana el mensaje de Cristo a nuestra sociedad?
 
Pues es muy sencillo, siendo fieles a Don Bosco. Don Bosco fue el inspirador de un vasto movimiento de personas que, de manera diferente, trabajan por el bien de la juventud. El mismo fundó no sólo la Sociedad de San Francisco de Sales (Salesianos de Don Bosco), sino también el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y la Asociación de los Salesianos Cooperadores. Juntos, éstos y otros que han tenido su origen en diferentes partes del mundo, la Familia Salesiana cuenta hoy con 30 grupos, oficialmente reconocidos, que arrojan un número total de 402.500 miembros. La familia salesiana vive en comunión recíproca, participan del mismo espíritu y, aun siendo vocaciones específicamente distintas, continúan la misión que él comenzó. Con lo cual el mensaje de Cristo, lo podemos llevar allí donde estemos, en nuestras parroquias, en nuestros colegios, en nuestros centros juveniles, en los barrios en los que estamos insertos, desde el compromiso social, y también político, en la creación de redes, en nuestra presencia como familia. Abiertos a todos y todas, no creando grupos endogámicos. Tenemos campo de juego, pero hagámoslo como equipo unido.

De Don Bosco se decía que era el Signo y portador del amor de Dios a los jóvenes ¿Cómo crees que se puede hacer vida hoy esta afirmación?
 
Los que seguimos las huellas de Don Bosco, sabemos que su apuesta por la infancia y la juventud en el siglo XIX, sigue siendo vigente en el siglo XXI. Para mí el trabajo por la infancia y la juventud, además de ser una cuestión “vocacional”, es un reto constante de aprendizaje, de sentirte vivo, de compartir el camino con tantos y tantas jóvenes que son el futuro. Ellos pueden cambiar este mundo, lo están cambiando poco a poco, y es una historia que no me quiero perder. Mi testimonio, mi coherencia, mi compromiso, mi debilidad, mis miedos, mis ilusiones pueden ser signos….

¿Cuál es el episodio de la vida de Don Bosco que te ha llamado más la atención?
 
Desde pequeño me ha llamado la atención lo que sucedió en una pequeña sacristía el 8 de diciembre de 1841. Aquel encuentro con Bartolomé Garelli. Ese silbido que comenzó una historia de la que hoy formo parte.
 
Un episodio que hace poco me contaron, que no lo sabía, y que comparto en mis múltiples encuentros o buenas noches por donde voy son las últimas palabras de Don Bosco antes de morir, con un poco hilo de voz: “Avanti, sempre Avanti”

¿Qué supone para la iglesia la celebración del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco?
Pues este Bicentenario es un don para toda la Iglesia. Don Bosco es un regalo para toda la Iglesia. No es de los salesianos. Don Bosco sigue siendo actual, su estilo pedagógico y espiritual, el carisma salesiano, su sistema preventivo. Es algo a compartir, a regalar, y a nosotros nos tiene que hacer mejores, más creativos, seguir soñando como el soñó….

¿Qué retos de futuro piensas que debe afrontar la Familia Salesiana?
 
Creo que lo primero, el tomar conciencia que somos muchos, somos un gran movimiento a favor de los jóvenes a lo largo del mundo, en medio de la Iglesia y estando en muchos casos en las diversas periferias existenciales y físicas.Por otra parte, la mayor coordinación entre los diversos grupos y en la misma Obra Salesiana. Todos somos familia, no tenemos “castas”. Para ello tenemos que conocernos, reconocernos, compartir la misión. Nos une un carisma, un sueño hecho realidad en tantos sitios.

Otro reto desde la sencilla experiencia que tengo es el apostar por la pastoral familiar entrelazada desde la pastoral juvenil. La pastoral familiar es un reto de futuro para todos, y especialmente para la Familia Salesiana.

Haciendo un ejercicio de imaginación ¿Qué piensa que les diría Don Bosco a la Familia Salesiana del siglo XXI?
 
En cualquiera de los países, en cualquiera de los continentes, el SANTO DE LOS JÓVENES, sigue tocando muy profundamente los corazones de los mismos jóvenes. Es por eso que seguimos sintiendo que Don Bosco hoy, en la Iglesia y en el mundo, tiene una palabra educativo-evangelizadora que decir, que comunicar. Don Bosco sigue queriendo aquí y ahora la felicidad de todos los jóvenes del mundo y su salvación (‘os quiero felices aquí y en la Eternidad’).

Nuestro Rector Mayor nos ha dicho “… A la Congregación Salesiana, y a la Familia Salesiana en su totalidad, nos corresponde encarnar hoy, con la mayor fidelidad posible, y con el corazón de Jesús Buen Pastor, al Don Bosco que ha de llegar a cada joven, a cada muchacho, muchacha del mundo, donde quiera que nos encontremos. Esto transmite Don Bosco y éste ha de ser nuestro compromiso y empeño.”.

Don Bosco nos pide que sigamos lanzándonos a los jóvenes con creatividad, que salgamos a las periferias, para regalarles lo mejor que tenemos que es un mensaje muy sencillo: “Dios te ama”, que merece la pena vivir siguiendo el camino del evangelio.


Don Bosco terminaría diciéndonos: AVANTI SEMPRE AVANTI

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