Sr. Director:
Han pasado ya dos meses desde que viví una maravillosa aventura junto a 5.000 jóvenes de todo el mundo: la celebración del 200 cumpleaños de nuestro querido San Juan Bosco, fundador de los salesianos, además de padre, maestro y amigo de la juventud.
Una experiencia única que tuve la inmensa suerte de poder vivir en el lugar donde nació este santo italiano (Castelnuovo Don Bosco) y que me demostró, una vez más, que ser cristiana, seguir a Jesús y formar parte de la Familia Salesiana ¡merece la pena!
En estos dos meses, he disfrutado con los múltiples vídeos, fotografías y testimonios que circulan por Internet sobre el ‘SYM Don Bosco 2015’ y también contando lo vivido allí, aunque lo mejor de todo es la huella que este gran evento ha dejado en nuestros corazones. Pero eso no es más que el principio: las más de 5.000 personas de 54 nacionalidades, entre ellas más de 500 españoles, que estuvimos en Turín y en el Colle Don Bosco debemos dar testimonio de todo lo vivido allí en nuestra vida cotidiana, familia, centros juveniles, colegios, parroquias, etc.
Esa es ahora nuestra gran misión, pues como dijo el Rector Mayor, décimo sucesor de Don Bosco -cargo que actualmente ocupa el español D. Ángel Fernández Artime- “tenemos la misión de ser Buena Noticia para los que vienen detrás” y “tenemos que hacer algo por los demás y decir algo en este mundo de hoy”. Una auténtica llamada a ser alternativa y “contraculturales” en nuestro mundo actual, donde defender valores y ser creyente no está de moda, pero merece la pena porque nos ayuda a crecer como personas y a alcanzar la verdadera felicidad, la auténtica, esa que sólo viene de Dios.
La experiencia vivida entre el 7 y el 18 de agosto superó todas las expectativas de lo que nos habíamos imaginado, demostrando que la realidad siempre supera a la ficción. Un viaje con paradas en Barcelona, Alessandria y Mornese, hasta llegar a Turín, y luego desplazarnos hasta Castelnuovo y de ahí al Colle Don Bosco (el antiguo caserío de I Becchi) para estar en el mismo sitio en el que nuestro querido santo nació un 16 de agosto de 1815.
Unos días en los que pudimos disfrutar de grandes testimonios, como el de un joven nigeriano, Alfred Adetosoye Adedayo, o el del padre Munir El Ra’i, inspector salesiano de Medio Oriente. El primero refirió la situación que viven los cristianos en Nigeria, un país golpeado por el terrorismo de Boko Haram, mientras el segundó habló de la que sufren los cristianos en Siria; dos grandes ejemplos que no dudan en defender su fe hasta el final.
Si tengo que elegir un momento me quedo con la noche del día 15 y las primeras horas del 16. Tras caminar los seis kilómetros que separan Castelnuovo del Colle Don Bosco bajo la lluvia, se suspendió la vigilia y lo de dormir al aire libre, pero el Rector Mayor demostró que es nuestro Don Bosco de hoy teniendo clara su prioridad: “lo primero son los jóvenes”. Por ello no dudó en abrir todas las dependencias, incluidas la basílica y la cripta, para acoger a los miles de jóvenes. Una emotiva imagen que fue la mejor postal.
Pero entre los recuerdos también destacaría que no sólo los jóvenes disfrutamos de una experiencia única, los salesianos que nos acompañaron también lo vivieron como algo muy gratificante. “Don Bosco siempre les decía a sus chicos: os quiero felices aquí y en la eternidad”, así resumió Luis Álvarez el ‘SYM Don Bosco 2015’. “Un motivo para seguir creyendo en la juventud, una juventud llena de ilusiones y sueños y con la fuerza necesaria para llevarlos a cabo. Como Don Bosco creyó en los jóvenes y confió en ellos, hoy podemos y debemos hacerlo”, subrayó Pedro Hernández. Mientras, Goyo Revilla se quedó con que “para muchos fue un toque fuerte para plantearse seriamente su futuro”.
Dos meses después de todo aquello, la tarea es clara: seguir dando testimonio de lo vivido y llevando el legado de nuestro querido Don Bosco allí donde estemos. Es decir, continuar haciendo realidad el sueño que tuvo a los nueve años y del que hoy toda la Familia Salesiana forma parte para que su corazón siga latiendo con fuerza y alegría en el de millones de personas.