Por Salesianos Elche.
Desde Salesianos Elche se han sumado a la reflexión que Cáritas proponía en torno al Día de las Personas Sin Hogar (25 de octubre) para profundizar en este “derecho humano fundamental para la dignidad de todas y todos”.
Este año 2020, nos encontramos en mitad del trienio de la campaña de Cáritas “Y tú, ¿qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar». En ella se ha querido subrayar que la vivienda es un derecho humano necesario para preservar la dignidad de todas las personas.
Las circunstancias sobrevenidas a raíz de la pandemia mundial provocada por la COVID19, nos están haciendo vivir una experiencia de fragilidad compartida al sentirnos amenazados por la enfermedad, el miedo, el dolor y el sufrimiento causado por la pérdida. Desde esta situación que estamos viviendo, esta campaña ha querido poner el foco de nuestra atención en las personas más vulnerables, las que viven en la calle, sin casa ni hogar, las que no cuentan para nadie porque son invisibles.
Acercar la realidad de las personas sin hogar a los niños y niñas de nuestro cole es un reto que puede parecer complicado (por ser una realidad normalmente alejada de sus vidas, de la que poco o nada conocen, o por las edades tan “chicas” de los destinatarios), pero a la vez es facilitador poder acercar las situaciones de las personas sin hogar a niñas y niños con una mirada libre de prejuicios y estereotipos. Parte de nuestro alumnado se ha sumado a la reflexión (las personas sin hogar desde los Derechos Humanos, y en especial el acceso al derecho a la vivienda) para mostrar cómo en ocasiones el ejercicio de los derechos se vulnera y dificulta su acceso a las personas sin hogar (tener un hogar es algo más que tener una casa -favorece el acceso a otros muchos derechos para que la persona puede desarrollarse de manera integral-: sin vivienda y sin hogar, la persona está «muerta»… porque “No tener casa mata”).
Desde Salesianos Elche en estos días, y de las formas más originales, los alumnos y alumnas han soñado casas cálidas, acogedoras, familiares, donde se viven historias felices, de respeto y acogida: es un derecho “humano, que humaniza”, y hoy, más que nunca, se ha de asegurar y trabajar.