«Salesiana cooperadora, una vocación salesiana desde una vida seglar comprometida»

5 noviembre 2014


Mi nombre es María Teresa Castells Mora tengo 50 años, trabajo en la Universidad de Murcia como bióloga en el Servicio de Apoyo a la Investigación y mi vinculación como voluntaria en la Fundación Ángel Tomás es desde mi vocación salesiana en concreto como salesiana cooperadora. En este momento tengo el servicio de coordinadora del centro de salesianos cooperadores en Elche y del proyecto Casa Mamá Margarita.

¿Cómo entraste a formar parte de la Fundación Ángel Tomás y de las  Plataformas Sociales de la zona centro de la Inspectoría Salesiana María Auxiladora? ¿En qué proyecto?

Mi primer contacto con el mundo salesiano fue en un grupo juvenil, posteriormente me inicié en un grupo de formación de Salesianos Cooperadores y desde esta Asociación pusimos en marcha el proyecto, “Piso de emancipación para jóvenes en riesgo de exclusión social Casa Mamá Margarita” en Elche. Posteriormente este proyecto se integró en la Fundación para que quedara englobado en un marco salesiano común con la atención preferente a los jóvenes en el campo de acción social. El centro de salesianos cooperadores de Elche es responsable de la coordinación y del día a día de este proyecto.

¿Por qué decidiste hacerte educadora y dedicar tu tiempo por los demás?

Cuando era una joven de un grupo juvenil salesiano en Elche, simplemente descubrí que igual que otras personas me habían acompañado y vivían el espíritu salesiano, yo necesitaba ser y hacer lo mismo, independientemente de que fuera cumpliendo años, era parte esencial de mi vida. Esto era posible mantenerlo y cuidarlo desde una opción adulta y tenía un nombre “salesiana cooperadora”, una vocación salesiana desde una vida seglar comprometida con los jóvenes como parte esencial de tu vida, con el estilo salesiano y con una comunidad de salesianos cooperadores como referencia.

¿Qué futuro le auguras a la Fundación Ángel Tomás y sus proyectos?

La Fundación Ángel Tomás y Casa mamá Margarita tiene un gran futuro, porque sin duda “Dios lo quiere”, esa es la experiencia de estos 7 años de vida del proyecto. Son muchos los jóvenes que necesitan de este tipo de casas de emancipación y muy pocas las plazas disponibles. El proyecto se inició en 2007 y son ya 37 los jóvenes beneficiarios. Echando la vista atrás no tenemos ninguna duda de que sigue adelante porque aparte de los voluntarios, educadores y el soporte de la Fundación y de tantos… está en manos de Dios y de la Auxiliadora. Hay que ser soñador como Don Bosco para seguir siempre adelante con ilusión para dar una nueva oportunidad a estos chicos, que sin duda hoy estarían entre los preferidos de Don Bosco.

Cuéntanos un poco sobre los chicos, la realidad del proyecto…

Los beneficiarios del proyecto son jóvenes procedentes de casas tuteladas de menores que se llevan la sorpresa de que cuando cumplen 18 años junto a la celebración del cumpleaños se acaba su tutela y tienen que dejar la casa. Con este proyecto buscamos darles una oportunidad de continuidad educativa, formarles para ser honrados ciudadanos e integrarles en la sociedad. Es un recurso temporal para prepararles a la emancipación total. La mayoría son inmigrantes, no tienen ningún soporte económico ni familiar. En Casa Mamá Margarita creamos ese ambiente de familia para acompañarles y quererles y prepararles para su autonomía, nos convertimos en su familia de referencia y procuramos mantener contacto con aquellos que ya se han emancipado. Además del alojamiento y manutención, lo que más nos importa son ellos como personas. Promovemos la formación profesional que les capacite para un trabajo, búsqueda de empleo, y formación en las tareas domésticas, convivencia y socialización. Muchos de ellos son musulmanes, cuidamos el respeto y la tolerancia entre todos y una formación en valores y sentido y cuidado hacia la trascendencia, promoviendo el diálogo interreligioso y cultural.

¿Qué diferencia a la Fundación Ángel Tomás y los proyectos salesianos de otras entidades?

La atención preferente a los jóvenes, el propio estilo salesiano optimista servicial acogedor como signo de identidad, los jóvenes en el centro de todo. Las razones de por qué atendemos a estos chicos, desde nuestro “ser cristiano y salesiano”. Tenemos mucho que aportar desde lo que somos, a ser testigos de las razones de nuestra acción y a trabajar en red con otras instituciones y organizaciones para llegar a atender a más personas y al mismo tiempo que nuestra acción sea evangelizadora y un signo de nuestra vocación salesiana.

También te puede interesar…