Desde el noviciado
Hoy puedo decir que este año es un momento único de mi vida tanto personal como espiritual.
Han pasado ya seis desde aquel 7 de septiembre que inicié el noviciado de los salesianos de Don Bosco en Genzano di Roma, una localidad cercana a la famosa “Ciudad Eterna”. Este es uno de los cuatro noviciados que se encuentran en Europa para los SDB. Me encuentro feliz.
En la comunidad somos 21 hermanos de diferentes nacionalidades: seis formadores y 15 novicios: dos italianos (ICC), un albanés y un suizo (IME), un portugués (POR), un húngaro (UNG), seis croatas (CRO) y tres españoles; diversidad, pluralidad y al mismo tiempo unidad.
Hoy puedo decir que este año es un momento único de mi vida tanto personal como espiritual. Está siendo para mí un año de encuentro, de oración personal y comunitaria, de intercambio de experiencias y apertura de mentalidades, de dar a conocer, y sobre todo de aprender. Es un año donde el “yo” se está convirtiendo cada vez más en “nosotros”, pues al fin y al cabo somos hermanos que construimos la historia de una casa día a día con una misión particular: los jóvenes, especialmente los pobres y abandonados.
Entre otros, vivimos nuestra formación partiendo de las Constituciones y Reglamentos que nos dejó nuestro Padre Don Bosco. Profundizamos sus artículos y los ponemos en práctica con el resto de asignaturas que estudiamos: Vida Consagrada, Salesianidad, Liturgia, Sagrada Escritura,… ¿Y qué es lo más precioso de todo ello? Que las Reglas las veo de forma práctica día a día y sobre todo durante los viernes en la actividad pastoral que realizo en “Borgo Ragazzi Don Bosco”,una casa salesiana de la periferia romana caracteriza por la pobreza, la humildad y la inmigración. Allí doy clases de Historia y de Español en un centro de menores con jóvenes de entre 15 y 18. Y por la tarde, colaboro con un proyecto educativo de refuerzo escolar “Skolè” que engloba a jóvenes, mayoritariamente inmigrantes.
Doy gracias a Dios por los meses vividos y por el camino hecho hasta ahora pidiendo que me dé la energía necesaria, por intercesión de mi Madre Auxiliadora, para, si Él así lo desea, el próximo mes de septiembre el Señor me consagre como hijo de Don Bosco.
Rezo por vosotros. Un abrazo muy fuerte a cada uno de los lectores. Arrivederci!!!