El pasado 7 de agosto inicié la bonita y emocionante aventura del Noviciado en Castelgandolfo, Roma. Aquí se encuentra uno de los dos noviciados internacionales que las Hijas de María Auxiliadora tienen en Roma.
En nuestra comunidad somos once hermanas, entre salesianas y novicias. En total somos seis novicias: tres de primer año y otras tres, de segundo. Todas mis compañeras son italianas, provenientes de las inspectorías Piamontese Maria Asuliatrice (IPI), Lombarda Sacra Famiglia (ILO), Triveneta Madre Mazzarello (ITV) y Madonna del Cenacolo (ILS). En nuestro camino de Noviciado nos acompaña nuestra maestra, Sor Teresa Espinosa.
Después de estos varios aquí, puedo decir que verdaderamente se trata de una época especial dentro de las etapas de formación. La formación personal y los momentos de oración y silencio, se viven con mucha intensidad, sabiendo que es el tiempo propicio para forjar nuestra identidad como Hija de María Auxiliadora, pero especialmente es el tiempo donde resuena más fuerte la voz Dios.
Dentro de la formación, estudiamos las fuentes de nuestro carisma, la Teología de la Vida Consagrada y las Constituciones. Una experiencia especial es poder realizar parte de la formación en la Scuola Intercongregazionale dei Castelli Romani (SIC) donde asistimos cerca de 70 novicios de 15 congregaciones diversas. Es un regalo poder compartir camino con tantos jóvenes que sienten en su interior el mismo deseo de entregar su vida al Señor, cada uno desde su propio carisma.
Estas últimas semanas están siendo especiales porque hemos iniciado el estudio sobre nuestras constituciones. Es un momento tan esperado porque profundizarlas te conecta directamente con nuestro espíritu nacido en Mornese. Pero sobre todo, porque con ellas conocemos nuestro proyecto de vida.
Otro aspecto importante de la formación es el apostolado. Este año acudo un día al “Borgo Ragazzi don Bosco”, una gran obra que los Salesianos tienen en Roma, donde participo en el proyecto Skolè centrado en el seguimiento y apoyo escolar. Además, los domingos imparto catequesis a niños que se preparan a la primera comunión en el Oratorio Salesiano de Castelgandolfo.
Poder realizar el Noviciado en Roma es una gran riqueza porque me ayuda a tener una mirada más amplia. Estando aquí aumenta mi sentido de pertenencia al Instituto de Hijas de María Auxiliadora y también a la Iglesia. Además, el hecho de estar en tierra italiana hace que, cerrando los ojos y agudizando el oído, se puedan sentir todavía los ecos de Don Bosco y Madre Mazzarello.
María Sánchez, novicia