El encuentro cotidiano con la Palabra de Dios y las Constituciones, el Proyecto de Vida de los Salesianos de Don Bosco, me llevaron a una mayor maduración y purificación de mis motivaciones. La experiencia comunitaria con los hermanos de Genzano y con los otros novicios que el Señor ha puesto a mi lado, junto a la experiencia apostólica salesiana, me han ayudado a crecer en la fe y la caridad pastoral. A través de estos elementos he podido descubrir la vida consagrada salesiana, que ha hecho surgir en mí el deseo de entrar a formar parte de la Congregación salesiana.
Ahora que soy salesiano de Don Bosco, hay tantas cosas que me gustaría decir después de este año exigente vivido plenamente, con alegría y siempre en fraternidad, deseos y sueños que tengo dentro de mí. Pero la única palabra que nace en mi corazón es un enorme «GRACIAS».