Fco J. Pérez Camacho, Coord. Inspectorial de la AV
Cuando tienes que identificarte para realizar cualquier trámite administrativo utilizas el Documento Nacional de Identidad. En él aparecen algunos datos sobre tu persona. Pero este documento no agota la pregunta sobre quién eres. Eres mucho más que tu nombre, el lugar donde vives, la fecha de nacimiento y un número.
La Cuaresma, en la que estás inmerso, es una oportunidad para volver a recuperar tu identidad más profunda. En este tiempo puedes recuperar tu más genuina esencia. Para recuperar quien eres, necesitas volver a tu origen.
Los cristianos sabemos que nuestro origen está en Dios. Recuerda que estás creado a su imagen y semejanza. Él es el que te define como hijo/a. Eso es lo que eres, hijo de Dios. Llamado a vivir y a transmitir vida. Persona libre y desprendida de todas las cosas que te impiden ser lo que eres. Como todas las personas, tú también has nacido para amar. Y esta es la primera llamada que has recibido, la primera vocación.
Todos los esfuerzos de Jesús en su vida pública tenían como objetivo que todos los que lo escucharan, y todos los que entraban en contacto con él, pudieran recuperar su dignidad de hijos de Dios. Jesús quería que todos volvieran a descubrir que Dios es su padre y quería que los hombres fueran libres de todos los impedimentos para amar. Jesús murió y resucitó para poder liberarnos, sacarnos de la esclavitud y devolvernos nuestra dignidad de hijos de Dios.
Ojalá la escucha de la palabra, la oración y los gestos de amor con los más frágiles nos ayuden durante estos días a recuperar nuestra identidad y podamos tomar conciencia de quienes somos.
Buen final de la Cuaresma y buena Semana Santa.