Comenzamos el mes de junio con el eco de un mes muy celebrativo para la Familia Salesiana. Muchas han sido las expresiones de cariño, suplica, reconocimiento a María Auxiliadora. Todavía resuena ese día 24; las celebraciones, la procesión, la fiesta en los patios de nuestras casas, el recuerdo en las RRSS para que llegara a todos, el interés por acercar de manera especial a la Auxiliadora, a quienes más fragilidad presentan.
Y María continua estando ahí, a nuestro lado, acompañándonos en total discreción, día tras día, dándonos la fuerza y la esperanza como en Pentecostés. Ella representa el corazón del grupo, de los creyentes; los que se han reunido para orar y prepararse para la venida del Espíritu, es fundamento del recuerdo de la vida de Jesús y de las raíces de la Iglesia.
La fiesta de Pentecostés nos recuerda que, no hay Iglesia sin Pentecostés y no hay Pentecostés sin María, es la mediación, continuamente se complace en escuchar las necesidades de sus hijos. Por eso la experiencia de oración con María para invocar al Espíritu no es algo que pertenezca al pasado.
Pidámosle a Ella que interceda por nosotros ante Jesús para que, como en las bodas de Caná, se dirija a su Hijo para decirle: “No tienen vino“. Con su intercesión, Ella nos ayudará para vivir un renovado Pentecostés.
Mi saludo y el deseo de que el Espíritu irrumpa en tu vida, te desinstale por dentro y te llene de fuerza y valentía para poder decir: ¡Aquí estoy Señor, cuenta conmigo!.
Charo Ten, FMA