Me llamo Miguel Gómez, soy de Sant Boi, y cuando me pidieron escribir sobre los salesianos, las dos primeras palabras que se me pasaron por la cabeza fueron implicación y acompañamiento.
Hablando de implicación, puedo decir que he tenido la suerte de estar cerca y trabajar siempre con salesianos muy comprometidos con su labor, y eso siempre nos ha facilitado la tarea a todos los jóvenes voluntarios. Con los que he compartido centro juvenil, han estado siempre a pie del cañón, siempre con ganas de ayudar y de aportar.
Y por la banda de acompañamiento, pienso que es una de las funciones más importantes y necesarias dentro de un centro juvenil y dentro de cada proyecto. Acompañando a los monitores de una manera u otra, los estás cuidando, te preocupas por ellos y ellas y evitas que se “quemen”.
Personalmente, he estado acompañado por diferentes salesianos, y en ellos he visto siempre muy presenta la figura de Dios, una mano que te acompaña, una persona que te escucha y te guía. Valoro de todo corazón la tarea que hacen, y con lo que me quedo es con que lo hacen de forma vocacional, sin esperar nada a cambio, y con el objetivo de educar desde el corazón y la fe.