La Familia Salesiana en la Iglesia (III)

24 noviembre 2018

La misión de la Iglesia brota de la libre iniciativa del Padre, pasa a través del mandato de Jesucristo y se perpetúa por obra del Espíritu Santo.  Es única y está confiada a todos los miembros del pueblo de Dios, en fuerza del Bautismo y de la Confirmación. La misión de DB y de su Familia espiritual se inserta en la vocación común cristiana al apostolado. Pero como responde a un don espiritual, es de origen carismáticoes el Espíritu del Padre y del Señor resucitado el que, como en el pasado envió a DB a los jóvenes y a las clases populares, en el curso de la historia sigue enviando a sus hijos espirituales a perpetuar su apostolado juvenil, popular y misionero.

Ese envío especial está mediado, entre otras cir-cunstancias, por los signos de los tiempos.  Para nosotros las necesidades y las expectativas, las aspiraciones y las exigencias espirituales de la juventud especialmente pobre, de la gente sencilla y de los pueblos aún no evangelizados, son signos a través de los cuales el Espíritu, con el cambio de los acontecimientos y en los diferentes contextos sociales y culturales, llama y envía a los diversos Grupos de la FASA a desplegar su misión.

Esta, al expandirse en la Iglesia y para la Iglesia, está sometida a la aprobación de sus autoridades y a su legislación, por lo que la misión carismática está incluida en el desarrollo armónico de la acción eclesial en los diversos niveles.    Cada persona está obligada a seguir fielmente las indicaciones sobre la misión, contenidas en sus Estatutos, que determinan, en base al derecho especial, el ejercicio concreto del apostolado salesiano.

La Familia Salesiana es una Familia apostólica. Sus Grupos son todos sujetos responsables de misión común, aunque en medida y formas diversas.

Todas las Congregaciones religiosas pertenecientes hoy a la Familia Salesiana tienen una clara orientación apostólica y forman parte de los Institutos religiosos reconocidos como «apostólicos».

Algunos Grupos han surgido en los llamados lugares de «misión» con el fin específico de participar en la obra de evangelización ad gentes en la diversidad de los contextos y de las culturas.

Las Asociaciones de los Salesianos Cooperadores y otras, son Asociaciones eclesiales de tipo apostó-lico, fundadas con el objetivo específico realizar de modo amplio y capilar y con modalidad secular, la misión de DB y de los respectivos Fundadores.

Los Institutos seculares como las Voluntarias de Don Bosco, tienen todos finalidades apostólicas: sus miembros realizan un apostolado salesiano de tipo secular en el contexto de la familia, del mundo del trabajo, de las relaciones sociales y de los compromisos civiles.

En virtud de su vocación especial, cada persona que pertenece a los distintos Grupos es una enviada, llamada por tanto a desplegar la misión común según el papel que se le ha confiado, su capacidad y las posibilidades que le son propias.

Según las normas constitucionales, en los Institutos religiosos, la misión la asume y realiza ante todo la comunidad – tanto inspectorial como local – que es, por consiguiente, el sujeto primario de la misión.

La misión de la Familia Salesiana se dirige a los jóvenes y a los adultos, considerados como protagonistas y destinatarios de la educación y situados en sus contextos sociales, culturales, religiosos y eclesiales especiales, con particular referencia a los «lugares de misión».

Para indicar esto se usa corrientemente la fórmula misión juvenil, popular y misionera, tres dimensiones que se integran mutuamente.

  1. Misión juvenil. Según las precisas intenciones de DB, los Grupos de la Familia fundados por él tienen como destinatarios privilegiados a los jóvenes po-bres, abandonados, en peligro o, con lenguaje moderno, la juventud masculina y femenina más necesitada de ayuda por sus situaciones de po-breza económica, de carencia afectiva, cultural o espiritual. Esta opción la comparten de modo explícito otros Grupos y la tienen codificada en sus textos constitucionales. En el mundo de los jóve-nes, todos los Grupos prestan una atención especial a los que revelan signos de vocación apostólica específica, laical, consagrada y sacerdotal.
  2. Misión popular. DB se interesó también por los adultos, con preferencia por los más humildes y pobres, por las clases populares, el subproletariado urbano, los emigrantes, los marginados, en una palabra, por todos los más necesitados de ayuda material y espiritual. Fieles a la orientación de DB, los Grupos de la FASA comparten esta opción preferencial. La ADMA ha incluido en su nuevo Reglamento el apostolado salesiano orientado especialmente a la clase popular.

Especial atención se da a la familia, lugar primario de humanización destinado a preparar a los jóvenes al amor y a la acogida de la vida, primera escuela de la solidaridad entre las personas y los pueblos. Todos están comprometidos en garantizarle dignidad y solidez para que se convierta, de forma cada vez más evidente, en una pequeña «iglesia doméstica».  

  1. Apostolado misionero ad gentes. Don Bosco cultivó el ideal misionero y participó de forma concreta en la obra misionera de la Iglesia de su tiempo. Quiso que SDB y HMA se dedicasen a las «misiones»; y es lo que hicieron las dos Congregaciones religiosas desde sus orígenes, con una extraordinaria expansión que las ha hecho presentes en todos los continentes. La cooperación misionera ha sido también, desde su comienzo, una dimensión esencial de SS.CC. Esta forma de apostolado salesiano entra claramente en la misión de las Voluntarias de DB.

El Hijo de Dios se ha encarnado para revelar el rostro de un Padre “amante de la vida” y ponerse al servicio del «bien-estar» físico y espiritual de los hombres, especialmente de los más necesitados de ayuda y de esperanza: «El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos» (Mc 10,45).

Siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Jesús de Nazaret la Iglesia y en ella la Familia Salesiana se pone al servicio (diaconía) de la humanidad para anunciar el evangelio y llamar a todos a la plenitud de la vida.

Es un servicio que, según las indicaciones del Magisterio postconciliar comprende:

  • la renovación de la humanidad con obras sociales y con varias formas de intervención educativa;
  • el testimonio cristiano personal y comunitario; el anuncio explícito del Evangelio con la enseñanza religiosa y la catequesis;
  • el trabajo misionero por medio del diálogo interreligioso (especialmente la comunión de vida y de oración), la colaboración con los que pertenecen a otras religiones para luchar contra situaciones injustas, y su acompañamiento cuando se disponen a entrar en la Iglesia;
  • la animación de la oración, en especial de la litúrgica, de la comunidad cristiana;
  • las múltiples iniciativas de solidaridad humana y cristiana;
  • las muchas formas de colaboración misionera;
  • la presencia evangelizadora en zonas marca-das por el indiferentismo religioso o ateísmo.

Formar «buenos cristianos y honrados ciudadanos» es un proyecto expresado muchas veces por Don Bosco para indicar todo aquello que los jóvenes necesitan para vivir con plenitud su existencia humana y cristiana:

  • vestido, alimento, alojamiento, trabajo, estudio y tiempo libre;
  • alegría, amistad;
  • fe activa, gracia de Dios, camino de santificación;
  • participación, dinamismo, inserción social y eclesial.

La experiencia educativa le sugirió un proyecto y un estilo de intervención especial, condensados por él mismo en el Sistema preventivo, que «se apoya totalmente en la razón, la religión, y el cariño».

Los varios Grupos de la Familia Salesiana, tomando las intuiciones y las experiencias de Don Bosco y releyéndolas a la luz de la eclesiología conciliar renovada y del magisterio pontificio sobre la evangelización, expresan su acción de educadores y evangelizadores con fórmulas diversas: «servicio educativo pastoral», actuado según el Sistema preventivo; «educar evangelizando, evangelizar educando»; «educación integral en el estilo del Sistema preventivo»; educar y evangelizar según la «pedagogía de la bondad»; y otras formulaciones análogas.

  • ¿Sería bueno ahondar en la forma de desarrollar la misión en los estatutos de cada asociación a fin de unirnos en lo común y complementarnos en la singularidad para trabajar en red dentro de la FASA?
  • ¿Qué aspecto de las tres dimensiones de nuestra misión juvenil, popular y misionera tendríamos que reforzar más?
  • ¿Qué servicio eclesial al mundo, según el Magisterio postconciliar necesita ser reforzado?
  • ¿Serías capaz de concretar cómo es el estilo salesiano de pastoral?

 

 

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