Francisco José Pérez Camacho, Coordinador Inspectorial Animación Vocacional.
Un nuevo curso llega a su fin, teñido por esta experiencia que estamos viviendo de la pandemia. Durante estos meses hemos experimentado la fragilidad, la pobreza, la soledad, pero también ha nacido en nosotros el deseo de estar cercanos unos a otros como fuera, de inventar soluciones creativas para acompañar a todos nuestros destinatarios y a sus familias. Sin saberlo hemos hecho realidad el lema “Somos uno” cada uno desde su casa.
Este curso nos propusimos crecer en comunión de Espíritu, carisma y Misión entre salesianos y seglares. Nos sentimos más unidos que nunca, porque hay alguien presente en la vida de nuestras casas que nos mantiene unidos más allá de la distancia, más allá de las tareas que cada uno desempeña.
Tendremos que seguir dando respuestas valientes, como hemos hecho siempre. El corazón salesiano nos llevará a que juntos, unidos, pensemos en los modos de acompañar a todos en especial a los jóvenes y familias que presenten más carencias. Somos hijos de un soñador y somos hijos de un Dios que ha decidido compartir la vida con los olvidados.
Con este sexto año de andadura desde que comenzó nuestra inspectoría termina una primera etapa. Se han dado muchos pasos en todo este tiempo. Hemos crecido en conocimiento y afianzado nuestras opciones pastorales recogidas en el PEPSI. Todo este trabajo se ha realizado gracias a la implicación y el buen hacer de todos los consejos de las comunidades Educativo pastorales, de los equipos locales de pastoral, de los equipos directivos, de comisiones y de grupos de trabajo.
Para el próximo curso 2020 – 2021 continuaremos con este mismo objetivo y este mismo lema, seguiremos profundizando en el deseo que Dios tiene para nosotros que seamos uno como su hijo Jesús lo es con Él.
Como sabéis dejo esta tarea de delegado de pastoral juvenil que se me encomendó en junio del 2014. Ha sido un regalo compartir tantos momentos y tantas experiencias con vosotros. Gracias por el testimonio que me habéis aportado, por el buen hacer y el entusiasmo de cada uno. He aprendido mucho de vosotros y me he sentido en cada lugar, en cada casa y en cada encuentro muy bien acogido.
La delegación de pastoral juvenil se queda en buenas manos. Jordi sabrá continuar el camino emprendido. Seguiremos trabajando desde otras encomiendas en esta hermosa tarea de acercar a los jóvenes a Dios a través de Jesucristo.
Buen final de curso y buen verano.
¡Somos uno!