José Miguel Núñez Director de la Comunidad Propuesta Bartolomé Blanco
Siempre he admirado en Don Bosco la tenacidad con la que afrontó y llevó a cabo cada proyecto a lo largo de toda su vida. Procuró actuar con prudencia en todo momento, pero con una tenaz perseverancia. Confiaba sin límites en el Señor e iba adelante con firmeza exclamando “¡Dios proveerá!”.
Leemos en las Memorias Biográficas:
“Cuando encuentro una dificultad, incluso de las más grandes, hago como los que andan por el camino y a un cierto punto lo encuentran bloqueado por una gran piedra. Si no puedo quitar el obstáculo de en medio, me subo encima, o por un camino más largo doy un rodeo. O bien, dejada sin terminar la empresa comenzada, para no perder inútilmente el tiempo esperando, comienzo enseguida otro proyecto. Pero no pierdo de vista nunca la obra comenzada y sin terminar. Con el tiempo, los frutos maduran, los hombres cambian, las dificultades se allanan”.
Toda una lección de sabiduría. Don Bosco siempre alimentó una fuerza de voluntad que le hacía ir adelante aún en medio de grandes dificultades, sin ceder, sin volver atrás cuando estaba convencido de caminar por el sendero justo.
En efecto, Dios proveerá. Como siempre ha hecho en nuestra familia, también hoy, con la invencible tenacidad de nuestro padre, acometemos proyectos hasta la temeridad cuando del bien de los jóvenes se trata. Por muy fuerte que soplen los vientos, Dios los convertirá en brisa; por muy altos que sean los montes, Dios los allanará. No lo dudes, siempre hay caminos. Y en el sendero árido y tortuoso, Dios siempre provee a los de corazón grande, ancha mirada y paso firme. ¡Confía en Dios y no tengas miedo de seguir adelante!