Por Jorge Juan Reyes Macías, sdb
Sara nació en la ciudad onubense de Valverde del Camino, el 24 de junio de 1987, una fecha muy señalada, ya que un 24 de junio (de 1951), fue canonizada María Mazzarello. Es hija de un mecánico y apicultor, Alfonso; y de una ama de casa, Rosa María. También es la mayor de 3 hermanos, David e Isabel. Creció en un hogar religioso, recibiendo de su padre y de su madre una cuidada educación cristiana, que completó en el colegio de las salesianas de su pueblo natal. Desde pequeña oía decir, tanto a su padre como a su madre, esta frase: “la mejor herencia que os podemos dejar es la fe”. Entre sus aficiones se encuentra la música, pasear, leer y el cine. No le gustan las prisas, ya que no permiten disfrutar los momentos
Estudió el grado de magisterio con especialidad en educación musical. Tras concluir sus estudios comenzó a trabajar, y justo cuando la iban a dejar fija en el colegio, tomó la decisión de ser salesiana.
Recuerda una anécdota muy simpática de niña: había en su cole una salesiana que era muy bajita, y al llegar un día a casa del cole le dijo a su madre: “mamá, si no crezco y me quedo bajita como Sor Vitore, seré salesiana”. Hoy ha crecido mucho, físicamente y como persona, y es salesiana, opción de vida que le hace muy feliz.
VyS: Sara, ¿dónde te encuentras y qué haces en estos momentos?
S: Ahora mismo estoy en Jerez (Cádiz), en la Casa de las FMA de San Juan Bosco. Estoy dando clases. Soy tutora de 1 º EPO; y también soy la coordinadora de pastoral de la casa.
VyS: ¿Cómo surgió tu vocación? ¿Cómo descubriste que Dios te llamaba a ser Hija de María Auxiliadora?
S: Dios habla a través de la historia, se hace presente en la vida de cada uno de nosotros. En mi caso, tres fueron los contextos que me ayudaron a descubrir mi vocación: mi familia, donde me fue transmitida la fe; mi colegio (las Salesianas de Valverde del Camino), donde conocí el carisma salesiano, a salesianas y educadores que entregaban su tiempo, su vida, por cada uno de nosotros; y mi trabajo, comencé como maestra en mi colegio, donde fui alumna, ese era mi sueño y se hizo realidad, y estando con los niños y con el grupo de jóvenes en la parroquia, volvió a mí ese deseo de ser salesiana con fuerza.
Yo era muy tímida y me costaba expresar lo que estaba sintiendo. Y ¿qué estaba sintiendo? pues… sentía que acompañar a niños y jóvenes en su proceso de crecimiento era algo maravilloso. Así que descubrí que dedicar la vida a anunciar a Cristo siguiendo los pasos de Don Bosco y Madre Mazzarello, merecía inmensamente la pena.
Un día una salesiana me preguntó en el patio del colegio: “¿has pensado alguna vez ser Hija de María Auxiliadora?”. Esa pregunta fue decisiva porque me ayudó a expresar lo que llevaba dentro.
VyS: ¿Qué papel ha jugado tu familia en tu decisión vocacional?
S: Si mi familia no me hubiese transmitido la fe, seguramente yo no habría descubierto mi vocación. Doy gracias a Dios por mi familia, que además, de desear una educación cristiana para mí y mis hermanos, me llevaron al colegio de las salesianas. Mis padres están contentos por mi vocación, y me acompañan y rezan para que yo pueda vivir
VyS: ¿Cómo reaccionaron tus padres cuando les comunicaste que querías ser salesiana? ¿Y tus amigos”?
S: Mis padres muy bien, me dijeron que si yo veía que esa era la voluntad de Dios, que siguiera adelante, porque ellos serían felices de tener una hija salesiana y me dieron la bendición.
Mis amigos muy bien también. Algunos se sorprendieron, otros pensaron que les iba a comunicar que tenía novio. Recuerdo una amiga que me dijo que no le gustaba, pero después vino a decirme que la perdonase, que estaba siendo egoísta, que se alegraba y que en realidad le gustaba tener una amiga monja.
VyS: ¿Qué opinión tienes de los jóvenes actuales?
S: Creo que los jóvenes hoy tienen una gran sed de Dios, aunque no sean muy conscientes. Tienen gran sensibilidad a lo social, a la justicia, a la verdad… en definitiva a los valores del Reino. Y es nuestra tarea acompañarles en este proceso, y llevarles a Dios.
VyS: ¿Qué ha aportado a tu persona y a tu ser mujer la consagración religiosa?
S: La consagración religiosa me ha ayudado a profundizar en la maternidad espiritual a la que somos llamadas. La verdad es que es algo muy bonito esto de vivir para y por Dios.
VyS: ¿Qué es lo que más admiras de Don Bosco y de María Mazzarello?
S: Tanto de Don Bosco como de Madre Mazzarello admiro la capacidad que tenían de adaptarse a los tiempos, de creer en los jóvenes, la confianza total que tenían en Dios, la alegría y la pasión que ponían en todo lo que hacían.
VyS: ¿Qué le dirías a un joven que estuviera pensando su vocación?
S: Que no se deje llevar por los miedo, sino por el corazón, y que merece la pena arriesgarse. Que Dios está empeñado en que seamos felices.