Tenerife cuenta con un pueblo en el que hay un valle desde donde se puede ver una frondosa arboleda y una hermosa vista del océano, quedando a la espalda el esbelto y majestuoso Teide. Contemplar el atardecer desde algunos de sus balcones, es una experiencia maravillosa que provoca disfrute y gozo en el que tiene la oportunidad de poder vivirla. El nombre de este pueblo es La Orotava. En él nació María Sánchez Abrante, un 25 de junio de 1991.
María es una joven alegre, responsable y amable. Siendo canaria, como es, de pequeñita tuvo problemas para aprender bien a decir la palabra plátano. Su madre recuerda con cariño que ella decía siempre “pláta-si”, porque no llegaba a entender que la palabra era plátano, dejando ver que iba a ser más de números que de letras. Fue en el cole, ya con 4 o 5 añitos, donde descubrió cómo se decía la palabra y el significado que tenía.
Hace dos años, terminó la carrera de Matemáticas en la Universidad de La Laguna (Tenerife). Unida a las Hijas de María Auxiliadora desde su época escolar de la infancia y adolescencia, se sintió atraída por esta vocación. Y tras un tiempo donde trató de dar cauces a su inquietud, al mismo tiempo que aclaraba sus dudas e inseguridades, dio el paso y, valientemente, comenzó un proceso de discernimiento vocacional, trasladándose a Sevilla e ingresando en la comunidad de salesianas de Nervión, el curso pasado. La experiencia vivida en estos meses ha sido muy positiva; por eso, al concluir, decidió continuar el proceso.
Ahora se encuentra en Madrid. Aquí acaba de comenzar esta nueva etapa de crecimiento vocacional. Está contenta y dispuesta a seguir descubriendo el proyecto que Dios tiene para ella.
VyS: María, cuéntanos cómo has llegado hasta aquí.
M: Para contar exactamente cómo he llegado hasta aquí tendría que empezar muchos años atrás. Pero diría que mi época de profesora en el colegio Hogar Escuela-Salesianas Tenerife fue el trampolín que me llevó a tomar la decisión. Sobre todo mi experiencia como tutora de un grupo de Formación Profesional Básica con jóvenes con muchas carencias. Todo esto lo viví acompañada por una salesiana que fue guiando mis inquietudes, las que me surgían y hacían interrogarme sobre qué me estaba pidiendo Dios.
VyS: ¿Qué elementos, en el camino recorrido, te están ayudando a hacer tu discernimiento vocacional? ¿Qué te hace ver que Dios te puede estar llamando a ser Hija de María Auxiliadora?
M: En primer lugar, el acompañamiento de mis formadoras, la comunidad de hermanas a las que pertenezco y todas las salesianas con las que comparto la vida. Ella son mi sostén, guía y ejemplo donde mirarme. Todo ello acompañado de la oración y Palabra de Dios con la que me confronto cada día. También está siendo muy importante el participar activamente en los colegios, centros juveniles y plataformas sociales donde estoy en medio de los jóvenes.
VyS: ¿Qué piensan tus padres y tus amigos de tu decisión?
M: Ahora mismo todo mi entorno está muy contento por mi decisión aunque en un primer momento les sorprendió. Fue curioso porque me preguntaban muchas veces si iba a coger este camino y aún así, cuando lo dije por primera vez, les resultó una sorpresa. También, ha sido muy bonito ver cómo ellos han hecho su camino, aceptando y apoyando totalmente mi decisión.
VyS: ¿Qué es lo que más admiras de Don Bosco y de María Mazzarello?
M: Admiro muchísimo lo soñadores y valientes que fueron. Ellos dejaron todos sus sueños en manos de Dios entregando sus fuerzas hasta el final por y para los jóvenes.
VyS: Si un día llegas a ser Hija de María Auxiliadora, ¿cómo te gustaría ser?
M: Me gustaría ser una Hija de María Auxiliadora que esté siempre entre los jóvenes, en medio de sus inquietudes, juegos, diálogos… Una salesiana que les transmita total confianza y que mi modo de estar entre ellos, les acerque un poco más a Dios.
VyS: Si conocieras a un chico o chica que estuviera pensando su vocación, ¿qué le dirías?
M: Le diría que no tengan miedo porque Dios tiene preparado una historia espectacular para cada uno de nosotros. Él te quiere tal y como eres y cuenta con todas tus fortalezas y debilidades para llevar a cabo el sueño que tiene pensado para ti. En mis momentos de dudas siempre recuerdo una frase de Madre Mazzarello que me ha ayudado mucho: “pon en Jesús todas tus preocupaciones, dudas,… y DÉJALE HACER!” Ahí es donde creo que está la clave, dejar que Dios siga pintando el cuadro de nuestra historia…