Por JORGE JUAN REYES MACÍAS
Simpático, inquieto, alegre, amante del carnaval (ha cantado en el Teatro Falla de Cádiz, en varias ocasiones), y un entusiasta de Don Bosco y de Santa María Mazarello. Así se define Julio Fernández, animador y aspirante a salesiano cooperador en la casa de las Hijas de María Auxiliadora del sevillano barrio de Nervión.
Nació el 23 de junio de 1995, precisamente el día en que la Familia Salesiana celebra la fiesta de San José Cafasso, confesor y director espiritual de San Juan Bosco durante muchos años. ¡Qué casualidad! Hizo sus estudios de Educación Primaria, ESO y Formación Profesional en el colegio de las salesianas de Nervión. Es Animador Sociocultural y Técnico en Gestión Administrativa. Desde pequeño ha participado en el oratorio y en los grupos de fe. Ha vivido numerosos encuentros, pascuas juveniles y campamentos de verano que le han marcado profundamente en su vida y en su persona. Conserva el recuerdo y la amistad de muchas Hijas de María Auxiliadora, con las que ha compartido su camino de crecimiento y maduración, y del que se siente muy contento y orgulloso.
En varias ocasiones, ha tenido la oportunidad de ver en persona a la Madre General, Madre Ivonne. En una de ella, se atrevió a invitarla a bailar. Confiesa que ese momento fue para él muy emocionante, y que nunca lo va a olvidar.
Julio ha sentido que Dios lo llama a forma parte de la gran Familia Salesiana; por eso, desde hace unos meses, está realizando su discernimiento vocacional en un grupo de aspirantes a salesiano cooperador, en la casa donde ha crecido y se ha formado.
VyS: Julio, ¿qué ha supuesto para ti el haber estado todos estos años en la casa de las Hijas de María Auxiliadora?
J: Para mí, el haber estado todos estos años allí, ha contribuido a ser la persona que hoy soy, con los valores que me han inculcado, la alegría por bandera, el servicio.
VyS: ¿Cómo has descubierto que Dios te llama a ser salesiano cooperador?
J: Aún estoy en fase de descubrimiento, aunque lo no tengo nada claro todavía. Como ocurre en estos casos, Dios no te hace una llamada al teléfono… algo me ha dicho y poco a poco Él y yo lo estamos descubriendo.
VyS: ¿Qué has aprendido de las Hijas de María Auxiliadora?
J: He aprendido muchas cosas y buenas. He aprendido a ser servicial, a amar a los jóvenes, a que lo que gratis te han dado, gratis debes de darlo tú también a los demás; en definitiva, he aprendido a ser feliz y a estar orgulloso de ser cristiano.
VyS: ¿Cuáles son los signos que te han llevado a pensar que Dios te puede estar llamado para ser salesiano cooperador?
J: Que el carisma salesiano haya calado tanto en mi propia persona, el amor por los jóvenes, en especial los más desfavorecidos. En ellos, he visto una llamada de atención clara hacia mí. En ellos he visto el rostro de Dios, como les ocurrió a Don Bosco y a María Mazzarello.
VyS: ¿Qué es lo que más admiras de Don Bosco y de Madre Mazzarello?
J: De Don Bosco su capacidad de amoldarse a las adversidades que se les planteaban día a día; y de Main, su humildad, su fuerza, su fe, su rebeldía poco normal para una chica de aquella época. Hoy necesitamos muchos Don Bosco y muchas Main.
VyS: El Sínodo de los jóvenes, que se celebró en octubre del 2018, en Roma, ha pedido que se les dé más participación a los jóvenes en la propia pastoral juvenil ¿Qué crees tú que deberíamos hacer para poder realizar esta petición?
J: Creo que muchas de las cosas que el Sínodo ha dicho nosotros ya las tenemos asumida desde hace mucho tiempo; quizás nos falte un poco dar un paso más, y pasar de la teoría a la práctica, y de verdad hacer que los propios jóvenes sean protagonistas de su camino.
VyS: ¿Conoces a algún joven que esté planteándose su vocación? ¿Qué le dirías?
J: Creo que todos los jóvenes con los que trato se están planteando continuamente su vocación. Les diría que no tengan prisa, y que en esta vida, donde no hay tiempo para nada, busquen oportunidades para pararse, pensar y rezar.
Muchas gracias