Irene, ingeniero industrial, y Salva, profe de inglés, han contraído matrimonio el pasado 6 de diciembre en la parroquia de San Juan Bosco. Su historia de pareja comenzó hace algunos años en el centro juvenil de la presencia salesiana de Triana, al que llegó Irene, antigua alumna de las Irlandesas, un día buscando participar en un grupo de fe. Y conoció a Salva, que estaba allí ya desde que tenía 6 años.
A ambos les gusta el cine, las series en versión original, pasear y viajar. Hoy Salva es profesor en Salesianos Triana; y, además, es animador de grupos de fe en el Centro Juvenil “Eirené”. Irene, antigua animadora de la casa y que ahora por razones de trabajo tiene el tiempo más limitado, participa en el coro de la parroquia San Juan Bosco y anima la misa dominical.
Las experiencias y el camino vivido en la casa salesiana del popular barrio sevillano les han ayudado a descubrir y a discernir su vocación matrimonial.
VyS: Salva, ¿cómo fueron tus años de alumno y de joven en la casa de Triana? Irene, ¿cómo fue tu etapa de estudiante en el colegio de las Irlandesas?
S: La verdad es que recuerdo aquellos años como si fuera ayer. De hecho, nunca he tenido sensación de irme del colegio, ya que durante todos esos años fui creciendo en vinculación con la casa y en identificación con sus ideales, valores y con una forma de vivir muy concreta. Después, la he seguido sintiendo como mi casa, primero como animador del centro juvenil, después como salesiano cooperador y, en estos últimos años, también como profesor.
I: Yo recuerdo con cariño mi colegio y mis profesores, muy entregados a su profesión y siempre volcados en sus alumnos. Mi etapa en el colegio supuso también experiencia de Iglesia con mis compañeras y profesores, aunque una buena parte del mérito en este aspecto es de mi familia, ya que he tenido la suerte de crecer en un hogar cristiano donde Dios es uno de los pilares de muestra casa. Ya desde muy pequeña tengo recuerdos de participar cada domingo en la Eucaristía de la parroquia con mis padres, mis hermanos, mis abuelos y mis tíos.
VyS: Irene, cuando entraste en la casa salesiana, ¿qué te llamó la atención? ¿Qué descubriste? ¿Qué ha aportado a tu vida el carisma salesiano?
I: Para mí ha sido un regalo. Sé que por intercesión de don Bosco y de María Auxiliadora he llegado a esta casa salesiana. Ha supuesto para mí conocer personas maravillosas que ahora son marido, amigos, comunidad y familia. He conocido un estilo diferente de vivir la fe, de ser Iglesia y de experimentar a Dios desde la alegría, la vida cotidiana y desde el trato con quien te rodea.
VyS: El matrimonio cristiano es una vocación. ¿Cómo la habéis descubierto? ¿Cómo ha sido vuestro discernimiento?
I: Creo siempre haber sabido cuál era mi vocación. Es cierto que a lo largo de la vida uno se va planteando distintos caminos para descubrir cuál es el que Dios tiene pensado, pero al final sabía cuál era el mío. Más tarde, tras varios años de noviazgo conociendo a Salva, sabía que era la persona que el Señor había elegido para mí.
S: Desde el primer momento, aunque pudiéramos ser dispares, los elementos centrales de la vida sí los compartíamos. Nuestro noviazgo ha sido largo. Tras 9 años de novios hemos podido ir creciendo como pareja, ir conociendo cuáles eran las inquietudes y proyectos del otro y, poco a poco y con ayuda de Dios, los hemos ido encajando en un proyecto de vida en común.
VyS: Al tratarse de una opción vocacional, el matrimonio cristiano necesita de una preparación. ¿Cómo veis hoy a las parejas jóvenes en este asunto?
Cuando estuvimos haciendo el curso prematrimonial junto a otros once novios, tuvimos la experiencia de primera mano de conocer a parejas que, casándose en pocos días, no se habían planteado cuestiones fundamentales de su fe, de su vida como pareja, de su proyecto en común y de la familia que querían formar. Quizá es esta la realidad de hoy y las parejas van poco preparadas al altar.
En nuestro caso, tiempo antes de plantearnos el casarnos, ya estaba en nosotros la inquietud de profundizar en lo que significa realmente el matrimonio y comenzamos a participar en un nuevo grupo de novios que se formaba en los Equipos de Nuestra Señora. Queríamos poner a Dios en el centro de nuestra vida como matrimonio, en el centro de nuestro futuro hogar. Creemos que vivir esta experiencia de preparación es fundamental.
VyS: ¿Qué es lo que más admiráis de Don Bosco?
Que tuvo muy claro que era lo que Dios tenía pensado para él y, a pesar de todas las dificultades, supo trabajar incansablemente por hacer realidad ese proyecto. Gracias a este tesón, Don Bosco ha cambiado muchas vidas en estos doscientos años. Entre ellas, las nuestras.
VyS: A un joven que estuviera pensando la vocación, ¿qué le diríais?
Que sepa desmarcarse de lo que hoy piensa la gente que le rodea. Vivimos en una sociedad que nos limita marcando unos estereotipos y proponiendo metas de vida que, muchas veces, al final están vacías. Si tienes claro que Dios te está poniendo delante un camino, ¿por qué no seguirlo? Ese y no otro es el que te va a hacer feliz, porque es el que Dios ha pensado para ti. Y sabemos que Él solo busca nuestra felicidad.
Le diríamos que no le dé miedo ver que su camino no sigue el de los demás, y que no se sienta desplazado ni desfasado porque sus planteamientos de vida e inquietudes sean distintos a los sugeridos por la sociedad actual.