Mi nombre es Adrián. Tengo 18 años y soy animador de LUZ 3 en la casa salesiana de San José del Valle (Cádiz). En octubre empiezo el Grado de Magisterio en Educación Primaria.

Voy a hablaros sobre mi experiencia con los salesianos consagrados.

En primer lugar, centrándome en mi etapa académica en mi colegio salesiano, tengo que decir que he sido muy afortunado por haberme podido encontrar con personas tan maravillosas. He vivido con Salesianos a los que nunca les ha faltado una sonrisa y han dado lo mejor de ellos a los jóvenes: en clase, en el patio, en las eucaristías del colegio… Siempre preocupándose y buscando lo mejor para nosotros. 

 

En segundo lugar, en mi camino de fe. Siempre me he sentido acompañado por ellos. Han sido muchos con los que me he encontrado en el camino: en campamentos, convivencias, en los grupos de fe, en el centro juvenil, … Todos me han aportado algo, y algunos, han ido dejando huella hasta convertirse en personas muy importantes para mí.

 

Veo a los salesianos como personas que viven su vocación desde lo más profundo, y han sido capaces de trasmitirme valores cristianos como el amor, el  servicio, la empatía, la solidaridad, el cariño, la bondad…Valores tan importantes en el día a día que me han ayudado a vivir en un ambiente de familia, haciéndome crecer y mejorar tanto en lo personal como en la fe. Pero si una cosa me han enseñado, y siempre trato  de transmitirla a los demás y llevarla a cabo, es esa frase de «estad siempre alegres«, que Don Bosco tanto repetía a sus muchachos.