Por: Jordi Lleixà. Delegado de Pastoral Juvenil
Ha llegado el verano, habitualmente uno de los momentos más especiales para los Centros Juveniles. Pero este año nos hemos encontrado con una realidad que nadie había previsto ni imaginado. Estamos inmersos en una crisis mundial generada por una pandemia que nos obliga a replantear todas nuestras actividades.
Una de las características de los Centros Juveniles ha sido siempre la capacidad de adaptación para dar respuestas adecuadas a cada realidad. Este verano 2020 supone para nosotros un reto al que estamos respondiendo con creatividad. Nos hemos puesto manos a la obra a diseñar actividades diferentes porque tienen que ser actividades seguras en un contexto de emergencia sanitaria; acogeremos a niños, adolescentes y jóvenes que necesitan un espacio positivo de socialización después de tres meses de confinamiento en el que les han insistido en el concepto de “distancia social”; viviremos un entorno de crisis económica con familias con serias dificultades económicas, una crisis que se agudiza de manera especial en los más vulnerables.
En este contexto sentimos también la necesidad de reivindicar que en toda esta crisis la infancia y la adolescencia ha sido uno de los colectivos más olvidados. Mientras nadie ponía en duda el “derecho” de las mascotas a salir a pasear, los niños y niñas tenían que estar encerrados en casa, hemos visto con toda normalidad terrazas de bar abiertas al lado de parques infantiles cerrados, sin olvidar los planteamientos de fondo en el retorno a las escuelas, donde prima más la posibilidad de conciliación de los padres por encima de los derechos de los hijos. Ante esta situación la respuesta que damos desde nuestros Centros Juveniles es una reivindicación de que los niñas y niñas tienen derecho a disfrutar del verano junto con otros.
La apuesta de los Centros Juveniles Salesianos ha sido la de no quedarnos quietos, trabajando en lo local, desde la responsabilidad, poniendo siempre en el centro al joven y sus necesidades, atendiendo de manera especial a los jóvenes en riesgo de exclusión.
Hemos asumido las limitaciones que nos marcan las diversas normativas, no para decretar el cierre de nuestras actividades, sino para hacer un año más que nuestras actividades sean para los jóvenes una experiencia positiva. Nuestra apuesta ha sido por un verano en positivo.