Es la séptima de siete hermanos. Estudió magisterio, teología espiritual y secretariado. Le encanta dar clases y estar con los chicos en el patio, además de leer, andar por la montaña y oír música. Sor Aurea nació en un pequeño pueblo extremeño llamado Orellana de la Sierra, en el año 1952, en el seno de una familia sencilla de agricultores y ganaderos. Profesó como Hija de María Auxiliadora en el año 1980. Desde entonces, ha realizado su apostolado en diversas casas salesianas, como maestra, educadora, asistente, animadora,… Pasó unos años en Guinea Ecuatorial como misionera. En estos momentos se encuentra en Madrid, pero de forma provisional, ya que se está preparando para regresar de nuevo a África.
VyS: Sor Aurea, ¿cómo surge su vocación? ¿Cuáles fueron los signos que le ayudaron a descubrir su vocación?
A: Estudiaba Secretariado en un centro de la sierra de Madrid que compartía finca con un reformatorio de chicas (especie de cárcel de menores). Me impactó la situación de vida de aquellas chicas y el trato que recibían. Me gustaba visitarlas y hablar con ellas, cosa que no era fácil ni bien visto en aquel tiempo. Pude comprobar que su internamiento, en la mayoría de los casos, tenía su origen en experiencias y ambientes familiares problemáticos: falta de cariño, abandono, conflictos entre los progenitores, marginación, pobreza…
Al finalizar mis estudios empecé a vivir en una residencia de jóvenes, próxima a mi lugar de trabajo. Esta residencia estaba dirigida y atendida por las Hijas de María Auxiliadora. Una parte de la residencia estaba destinada a acoger a las jóvenes provenientes del reformatorio con el fin de acompañarlas en su reinserción social y laboral. Me integré en la Legión de María en la parroquia de la zona, lo que me dio la oportunidad de conocer y tener contacto con las necesidades y situaciones límites de las familias y personas de ese barrio.
El contacto con las hermanas y el estilo salesiano me hizo intuir el valor redentor del Sistema Preventivo y escuchar la invitación del Señor a poner mi vida al servicio de su Reino.
VyS: ¿Has tenido dificultades en tu proceso vocacional? ¿Cómo las ha superado?
A: Al iniciar el aspirantado la primera dificultad que tuve que superar el cambio de vida. Tenía 24 años y llevaba cuatro con un modo de vivir totalmente autónomo e independiente, incluso económicamente. La segunda fue familiar, al no entender mi opción y planes de vida; como tenía 24 años y contaba con mis propios medios económicos, tampoco supuso un obstáculo para seguir mi camino.
Desde el primer momento hasta el día de hoy, la misión, la comunidad y la oración han sido las fuerzas que me han sostenido.
VyS: Ha estado unos años en Guinea Ecuatorial, ¿cómo fue su experiencia en ese país?
A: Hace seis años, sor Yvonne, la Madre General, me hizo el regalo de enviarme a Guinea Ecuatorial, a la comunidad de E´Waiso Ipola (Mujer, levántate) de la ciudad de Malabo. Estos años los he vivido disfrutando del don que Dios había puesto en mis manos y experimentando que la misión y la fraternidad no conocen fronteras ni distinciones de razas, culturas o credos religiosos. Me he sentido en mi casa y con mi gente.
VyS: ¿Qué es lo que más admiras de Don Bosco y de María Mazarello?
A: Su búsqueda, apertura y docilidad, durante toda su vida, al querer de Dios, por el bien de los niños y jóvenes, especialmente los más desfavorecidos y vulnerables.
VyS: ¿Conoces a algún chico o chica que esté planteándose su vocación? ¿Qué le dirías?
A: “¡Sal de tu tierra! Ve a la tierra que yo te mostraré… ¡Tu vida es un don! Ponla al servicio de los demás. Acompaño tus pasos”. Jesús de Nazaret.
Muchas gracias
Jorge J. Reyes, sdb