Por: Emilio López
De sobra es conocido que el origen de la obra salesiana podemos encontrarlo en la experiencia de Don Bosco en las cárceles, a las que acude siguiendo las orientaciones de san José Caffasso. Comprender las características de esa experiencia es parte de lo que intenta este libro, Don Bosco y la cárcel, en el que vamos a encontrar detalladas descripciones de los tipos de delincuencia en el Turín del Ochocientos, con especial atención a la juvenil, y de todo lo que la rodeaba (códigos penales, cárceles y correccionales tanto del Estado como de diferentes iniciativas privadas…). En este trabajo, “la cárcel” no es un lugar común, sino los lugares concretos con el tipo de personas que los habitaron en las condiciones particulares de cada uno de ellos.
Destaca la labor de documentación, presente en el texto y en el prolijo aparato crítico. Es especialmente relevante cuando nos presenta la experiencia histórica de Don Bosco en el sistema penitenciario turinés de su época, partiendo de los distintos documentos disponibles (principalmente el Apunte Histórico de 1854, los Apuntes Históricos de 1862 y las Memorias del Oratorio) para explorar cuáles fueron las reacciones de Don Bosco frente a las condiciones de vida de los jóvenes presos.
No sólo se queda en la mera descripción el trabajo de Alberto Payá, indaga en la visión que del delincuente tenía Don Bosco, en contraposición con algunas teorías de la ciencia criminológica de su tiempo, en especial con la idea del criminal nato. También analiza la posible influencia de la puesta en práctica del Sistema Preventivo en los trabajos de Cesare Lombroso, padre de la Criminología moderna, autor que conoció la obra de Don Bosco. De ahí lo atinado del subtítulo: “La prevención como respuesta al delito”.