Escribe Don Bosco en las Memorias del Oratorio, refiriéndose a los orígenes de Valdocco y el inicio de los talleres en el Oratorio:
“Apenas se pudo disponer de otras habitaciones, aumentó el número de aprendices artesanos, que llegó a ser de quince; todos escogidos de entre los más abandonados y en peligro” (en el original añade: 1847).
Don Bosco escogió, lo expresa él mismo con claridad, a los jóvenes más abandonados y en peligro para el inicio de su Oratorio. En nuestra familia, la preocupación por los últimos, por los más pobres, por los más abandonados ha sido siempre una constante y es una herencia comprometedora que hemos recibido de nuestro padre.
La preocupación social, el compromiso transformador, el sentido de la justicia y la sensibilidad hacia los últimos han sido siempre características de su acción pastoral y han vertebrado su misión.
Don Bosco miró a su alrededor y no dudó en tomar cartas en el asunto. Su contacto con los arrabales de Turín, con la miseria de sus calles, con la penuria de sus gentes, le hizo implicarse en la realidad y buscar soluciones creativas para afrontar el necesario cambio social.
Abandono, soledad, fracaso escolar, falta de expectativas, marginalidad, exclusión social… realidades que hoy están a nuestro alrededor y que requieren la mirada atenta del educador y el compromiso creativo y transformador de todos los que hemos recibido el “legado” de Don Bosco. ¿Te animas, también tú a continuar con su herencia? Hay un sitio para ti.
José Miguel Núñez
Director de la CP “Bartolomé Blanco”