Don Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los salesianos, fue entrevistado por los propios jóvenes en el marco de la celebración del SYM Don Bosco, celebrado durante una semana hasta el 16 de agosto en Turín y el Colle.
A continuación se ofrece un fragmento de la entrevista y se puede leer completa en el archivo adjunto.
P – En sintonía con Don Bosco, ¿cuál es el sueño del Rector Mayor para nosotros, jóvenes de hoy?
R – ¿Sabéis? Muchas veces me hago esta pregunta, al ir conociendo a los jóvenes del mundo. Y me viene al corazón esto:
Sueño, como Don Bosco os lo diría, que Dios siempre esté en las vidas de cada joven que está en una casa salesiana, y después a lo largo de toda su vida. Mis queridos jóvenes, lo mejor que os podemos ofrecer es a aquel que ha llenado nuestras vidas hasta el punto de optar por él siendo salesianos e Hijas de María Auxiliadora.
Sueño con algo que ya les dijo Madre Yvonne: que nada ni nadie pueda matar ni robar nunca vuestros sueños de bien, de bondad, de una mejor humanidad.
Sueño con que los jóvenes de las presencias salesianas del mundo sean capaces de ser alternativa, de ser contra culturales en aquello en lo que es importante y necesario ir contra corriente. Sueño con jóvenes que porque, piensan y son justos y tienen un gran corazón, son capaces de decir sí y de decir no, con una gran libertad.
P – ¿Cómo podríamos ayudaros nosotros, los jóvenes, en especial a vosotros los Salesianos de Don Bosco y a las Hijas de María Auxiliadora?
R – Lo primero que se me ocurre, dejando que hable también el corazón y no sólo la mente, es esto: mis queridos jóvenes, ayudadnos a ser como fueron Don Bosco y Madre Mazzarello.
Ayudadnos a ser cada vez más generosos y a entregaros plenamente nuestras vidas, como ellos hicieron.
Recordadnos a cada momento, con vuestra presencia en medio de nosotros, que los jóvenes, las jóvenes, siempre estuvieron en el corazón de Don Bosco y de Madre Mazzarello.
Pedidnos que os acompañemos a rezar con vosotros, pedidnos con más fuerza que estemos siempre entre vosotros, pedidnos que os acompañemos en el camino de la vida, en especial cuando más lo necesitéis. No temáis molestarnos. Nunca debéis ser una molestia para un corazón salesiano.
Por último, os digo el porqué de esto que acabo de sugeriros: porque no hemos de olvidar que también los muchachos de Valdocco y las muchachas de Mornese hicieron más grande el corazón de Don Bosco y de Madre Mazzarello. No olvidemos que aquellos jóvenes, aquellas jóvenes, con su presencia, con sus miradas, con su oración…, hicieron, consiguieron, que el corazón de Don Bosco y de Madre Mazzarello creciera y creciera con el tiempo.
Y eso también lo podéis conseguir en quienes tenemos el desafío precioso de ser Don Bosco y Madre Mazzarello hoy, o sea, todos los Salesianos –sdb- e Hijas de María Auxiliadora –fma- del mundo.