Hace unas semanas tuve la ocasión de leer un interesante estudio sobre la influencia del origen social de las personas y sus posibilidades de éxito en el mundo laboral1.
Parece obvio señalar, que dicho estudio revela que las condiciones socioeconómicas y culturales de la familia de origen, condicionan en un significativo porcentaje, las posibilidades futuras de obtener un buen puesto de trabajo en cuanto a estabilidad o reconocimiento se refiere, o una alta remuneración.
De hecho, el estudio señala que “en países como España, pertenecer a una familia bien situada socialmente, resulta importante para encontrar un buen empleo, independientemente de la formación recibida”.
Dicho esto, la lectura de este estudio interpela y mucho, el núcleo de nuestra misión educativa como salesianos. La opción preferencial de Don Bosco por los últimos, y, por tanto, de todas nuestras presencias y ambientes, responde a esta intuición original de nuestro fundador, de colocar en la primera fila de la vida a nuestros chicos y chicas.
A menudo, encontramos en nuestros ambientes educativos a chicos y chicas que triunfan, y eso nos llena de alegría y orgullo, pero no deberíamos perder de vista que el éxito, con frecuencia, es compartido por el origen familiar o social del mismo joven, habiendo sido nuestra aportación, a veces, limitada, aunque no por ello menos valiosa.
Pero lo que, a mi juicio, debería llenarnos de empeño e ilusión, es ser testigos privilegiados de los procesos de éxito con chicos y chicas en situación de vulnerabilidad.
Hay ocasiones en las que nos encontramos con “el milagro” del triunfo de los muchachos en situación de dificultad, con los que trabajó Don Bosco, y con los que, hoy en día, seguimos apostando en muchas de nuestras presencias y ambientes.
Podemos decir, en estas situaciones, que, efectivamente, hemos salvado al joven. Hemos logrado que el origen familiar o social, no sea insalvable. Para la vida de ese joven, nuestra propuesta educativa ha sido la palanca con la que ha podido darle una vuelta a su vida, marcada por la exclusión o la ausencia de oportunidades, pero finalmente feliz y exitosa, porque ha encontrado una casa, una mano amiga, un padre en quien confiar y que ha sabido sacar lo mejor de su persona.
Nuestra propuesta educativa es para todos, pero, ojalá, sirva con predilección a aquellos para los que el origen social o económico es un obstáculo.
Cómo salesianos, estamos llamados a darle la vuelta al estudio que hemos reseñado y hacer realidad, en tantos jóvenes que nos necesitan, que el éxito laboral y personal, y por tanto la felicidad, pueden ser la característica de los jóvenes que se han encontrado con Don Bosco.
1 Situación laboral y origen familiar en Europa durante la crisis: no somos todos iguales. Estudio de Silvia Avram, University of Essex , Olga Cantó, Universidad de Alcalá y Red Equalitas.