Apenas tres días después, recién llegado de uno de los encuentros transnacionales de nuestro proyecto “Teaching in the digital age”, parece conveniente hacer balance, expresando y compartiendo las impresiones obtenidas a partir de la participación en el que ha sido el séptimo encuentro del proyecto.
Los proyectos europeos en los que actualmente estamos involucrados presentan dos fines concretos: en primer lugar, el intercambio de experiencias entre docentes de diferentes sistemas educativos y, en segundo lugar, la oferta de formación conjunta a los diferentes socios que, consecuentemente, deriva en beneficios para las escuelas y en la generación de sinergias. Así, profundizaré en la palabra “beneficio” que, en su definición, arroja palabras como provecho, ventaja, rentabilidad, ganancia, bien… y que es, en definitiva, una de las primeras impresiones que he podido obtener a partir de la participación en nuestro proyecto Erasmus+.
Hablamos de beneficio, no sólo personal, sino institucional, debido a la proyección que, a partir de las experiencias disfrutadas en el encuentro, debemos ofrecer al resto de compañeros y compañeras de claustro. Así, estamos manos a la obra con la organización de diversas iniciativas con la intención de poder comunicar y ofrecer a nuestros compañeros/as todo lo vivido en nuestro encuentro en Estonia.
En mi caso, he enfocado el encuentro basándome en dos dimensiones:
– Qué novedades y oportunidades se me ofrecen a partir del conocimiento de una nueva realidad educativa.
– Qué elementos propios de la acción de nuestra escuela están por encima en cuanto a calidad, rentabilidad y resultados en comparación con los observados en el encuentro.
Así, he intentado realizar esta doble reflexión. ¿Qué me puedo llevar a casa? Y, ¿qué hacemos mejor en nuestra casa?. El resultado es emocionante. Conviene tomar un poco de distancia para poder comprobar cuánto bien estamos haciendo en nuestra escuela -desde la etapa de Educación Infantil, hasta la etapa de Formación Profesional (pasando por la Primaria y la Secundaria). Y cuánto podemos mejorar, tomando como referencia nuevas realidades. Por lo tanto, conocer diferentes realidades educativas debería ser una asignatura obligatoria en nuestras titulaciones universitarias. Realizar encuentros de convivencia e intercambio de experiencias y buenas prácticas, debería ser la tónica general en el desarrollo de nuestra vida profesional. Así, todo nos hace volver, de nuevo, a la palabra beneficio.
En el caso de “Teaching in the digital age”, se nos ofrece una invitación a la innovación en cuanto a la utilización de herramientas, digitales, en una era y una sociedad, digitales. Y, cuando hablamos de innovación, por convicción salesiana, hablamos de innovación responsable y reflexionada. Así, los encuentros Erasmus+, nos ofrecen la oportunidad de observar los resultados de las diferentes herramientas innovadoras utilizadas en otras realidades y poder contrastar su viabilidad y posible introducción en nuestra realidad local.
En conclusión, desde el equipo directivo del centro, estamos plenamente convencidos del beneficio que produce la participación en los diferentes proyectos Erasmus+, por lo que seguiremos apoyando y facilitando la acción de nuestra célula Europa, actualmente con nuestras asociaciones Erasmus+ “Teaching in the digital age” e “ICT Competitions” y, próximamente, con un proyecto destinado a alumnos de Educación Primaria y Educación Secundaria.