Alrededor de 2000 jóvenes participaron el sábado 17 de marzo en la Jornada Diocesana de la Juventud (JDJ) de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, celebrada en la ciudad de Badajoz. La JDJ vivía su víspera con una vigilia vocacional en el Seminario dirigida por los seminaristas y formadores.
Los actos del sábado, una jornada pasada por agua, comenzó en varios colegios de Extremadura (Maristas, Salesianos, Josefinas, Santa Teresa, Sopeña y Santo Ángel). Se inició con una oración, seguida de dinámicas y talleres. A continuación, los jóvenes se dirigieron a la Catedral, cuyas calles aledañas se tiñeron de una marea de colores de las sudaderas que portaban los jóvenes.
A la llegada a la Catedral daba comienzo la Eucaristía, presidida por el arzobispo, Mons. Celso Morga, y concelebrada por varia decenas de sacerdotes. En su homilía, don Celso les pidió a los jóvenes que se pregunten qué quiere Dios para ellos, qué quiere que hagan con sus vidas.
“El punto de partida es vuestro bautismo”, les dijo. A lo que añadió que Dios no nos abandonará nunca. “Dios nos busca a nosotros”, afirmó, por lo que la clave está en ver “qué quiere Dios de mí”. Don Celso les pidió a los jóvenes que pongan siempre por delante al Señor, que no antepongan nada a Cristo.
Junto al presbiterio podía verse la imagen de santa Eulalia, patrona de los jóvenes de la archidiócesis, traída para la ocasión de Mérida.
Tras la eucaristía se llevó a cabo la comida y un festival, que cambió de escenario debido a la lluvia: en lugar de celebrarse en la Alcazaba, se trasladaron al pabellón Juancho Pérez.
Al finalizar el festival se le entregaba la Cruz de los Jóvenes a la localidad que se encargará de organizar la JDJ del año que viene: Lobón.
Según Antonio Jesús Marín, delegado episcopal para la pastoral juvenil de Mérida-Badajoz, la JDJ, además de reunir a los jóvenes para celebrar su fe, pretende dinamizar la pastoral juvenil en la archidiócesis. La Jornada es la culminación a un año de trabajo, que implica a cientos de jóvenes a muchos niveles.