Al terminar la primera jornada del Capítulo Inspectorial, la camaradería de los 140 participantes durante la cena ponía de manifiesto que la asamblea capitular había arrancado con buen pie.
El momento de bienvenida a Salesianos Martí Codolar, de Barcelona, dio paso a la sesión inaugural, eran las 10 de la mañana. El aula capitular estaba llena a rebosar y durante unos minutos, los técnicos bregaron con las conexiones informáticas y sus ajustes técnicos.
El saludo inicial correspondía al P. Inspector, Ángel Asurmendi: “Os pido que acojáis el Capítulo Inspectorial como experiencia de comunión y fraternidad”, afirmó al inicio de su parlamento. Subrayó también la importancia de buscar nuevas respuestas a los retos del Capítulo en el marco de una experiencia de fe y discernimiento: “Cada Capítulo es un acto de fe”, sentenció.
A continuación, tomó la palabra el Regulador del Capítulo, Miguel Ángel Álvarez, quien expuso el itinerario precapitular y agradeció el trabajo de los responsables de la logística, la comunicación, la animación de las celebraciones y la informática.
No tardaron en llegar las primeras votaciones, todas a mano alzada y resueltas casi con unanimidad por los 111 capitulares: se trataba de elegir a los cuatro escrutadores que fueron los dos salesianos más veteranos y los dos más jóvenes del Capítulo.
A esto le siguió la rápida aprobación del Reglamento del Capítulo y, de nuevo votaciones para secretario y moderadores en las personas de Fernando Báñez, Jordi Latorre y José Joaquín Coma, respectivamente.
Constituidas las comisiones capitulares de “Aportaciones al Capítulo General 28” y la “Comisión jurídica”, la tarde se dedicó casi por entero a la reflexión por grupos sobre qué salesianos para los jóvenes de hoy.
En una reunión como esta, la cena rara vez marca el fin de todas las actividades capitulares: después de la misma, es aún el tiempo de que las comisiones afinen los documentos que al día siguiente presentarán a la asamblea plenaria para su aprobación.
