“Entrar en la prisión de hombres de Sierra Leona es retroceder en el tiempo y estar en el infierno en la tierra”, según los propios presos. En ella se hacinan hombres con menores, criminales con reclusos sin sentencia y cuyos casos han sido traspapelados o, simplemente, olvidados. Los salesianos que trabajan en la prisión se han propuesto conseguir la libertad de estos últimos y ya han tenido el primer éxito.
"Traspasar la puerta de la cárcel de Pademba Road en Freetown es retroceder en el tiempo y sentirse parte de una película imposible. La prisión estaba concebida para 300 presos pero alberga a casi 1.400" explican los salesianos.
Para combatir las injusticias que en ella se producen, el director de la ONG salesiana Don Bosco Fambul, el misionero salesiano coadjutor Lothar Wagner, exigió hace unos meses la liberación inmediata de 80 detenidos que están presos desde hace más de tres años, sin acusación ninguna, en la prisión central de Freetown.
“Hemos podido obtener esta información a través de coloquios personales con los detenidos, pasando de celda en celda. Y hemos ido aún más lejos, verificando en el registro de la prisión sus exigencias y la afirmación de que están en prisión desde hace más de tres años” afirman.
Ahora, el primer recluso en estas circunstancias ha obtenido la libertad gracias a los misioneros salesianos. Su nombre es Brima Musa y llevaba en la cárcel “cinco años, 10 meses y 10 días”, como él bien recuerda. Lo acusaron de una estafa que él nunca cometió y sólo visitó una vez el juzgado para conocer si se declaraba culpable o inocente de lo que se le acusaba, pero nunca hubo sentencia.
“Recuerdo bien el tiempo en prisión porque cuando se vive una realidad tan triste cada día se cuenta con la esperanza de que algún día termine esa terrible pesadilla” explica Brima Musa.
Su caso, simplemente fue olvidado hasta que los misioneros salesianos lo recuperaron. Cuando fue de nuevo llevado a los juzgados, el magistrado le dijo que estaba libre y que podía volver a casa: “Poder regresar libre a casa, sin grilletes, y abrazar a mi esposa y a mis tres hijos ha sido algo maravilloso después de tanto tiempo”.
Brima agradece a los Salesianos y a Don Bosco estar libre, y aunque las cosas no sean fáciles ahora después de cinco años privado de libertad, “es el mejor regalo en el Año de la Misericordia que está a punto de comenzar”, confiesa emocionado.