"Los Salesianos Cooperadores éramos conscientes de la importancia de este evento, por ello quisimos prepararlo con cuidado y amor. Para nosotros el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco fue un retorno a la fuente. Por ello nos hemos preparado con los ejercicios espirituales en Lanzo Torinese, santuario en el que Don Bosco dejaba de lado el tumulto de la ciudad y la presión diaria de tantas preocupaciones para redescubrir el contacto vivo con el Espíritu que lo animaba y lo llevaba a muchas iniciativas en favor de los jóvenes.
El 15 y 16 de agosto nos unimos a los miles de jóvenes y a los grupos de la Familia Salesiana para honrar a Don Bosco. Juntos regresamos con emoción delante de la humilde casa natal donde todo comenzó. Todo empezó allí y todo reinicia a partir de ahí, con una nueva vitalidad, con un nuevo valor, con pies robustos y corazón generoso para recorrer nuevos caminos y hacer frente a los nuevos desafíos del tercer milenio.
Cabe destacar la participación de los grupos. Desde España los miembros de la Asociación de Salesianos Cooperadores eran más de 200, bien organizados y llenos de entusiasmo. Desde Hong Kong, Macao y Taiwán eran 120. A estos grupos se han unido otros Salesianos Cooperadores de Italia, Europa, América y África. También estuvo presente el Consejo Mundial de los Salesianos Cooperadores: los Consejeros salientes y los recién elegidos en el Congreso Regional. Sin duda una oportunidad única para subrayar la unidad de la Asociación y expresar la gratitud a nuestro padre, que creó un vasto movimiento de religiosos y laicos de todo el mundo al servicio de la educación de los jóvenes.
El 17 de agosto experimentamos un momento muy significativo con el Rector Mayor, Don Ángel Fernández Artime. Nos encontramos temprano en la mañana en la iglesia de San Francisco de Sales. A las preguntas de los niños siguió el mensaje del Rector Mayor, invitando a asumir nuestra responsabilidad en la Familia Salesiana, en la Iglesia y en la sociedad. Esa mañana inolvidable fue coronada con la celebración eucarística en la Basílica de María Auxiliadora. Junto con un Cooperador español todos los Salesianos Cooperadores renovaron su Promesa de fidelidad a la vocación, a la misión y al carisma, para ser hoy, verdaderos salesianos en el mundo como quería Don Bosco".