En el camino de la vida y de la vocación cristiana es necesario pararse para saber dónde se pisa y si la senda sigue la dirección de la espiritualidad, y más después de una pandemia mundial que tanto ha trastocado la vida de las personas y por ende de las asociaciones religiosas. Por eso en el marco del sugerente lema ‘Abrazar nuestras raíces’, más de 200 Salesianos Cooperadores se reunieron en Pilas (Sevilla) durante los días 26 y 27 de marzo en Asamblea para escuchar, formarse, reflexionar, rezar, reír, llorar, alabar y, sobre todo, crecer.
El hilo conductor de la primera jornada fue volver a mirar las raíces y así el salesiano D. Fabio Attard, coordinador de Formación de Salesianos y Laicos en Europa, disertó con entusiasmo y simpatía desbordante sobre “Nuestra Raíz Salesiana”, pues el Sueño de Don Bosco sigue y debe “trabajarse” con esperanza, con los jóvenes, desde la bondad y junto a la Comunidad educativa.
La 2ª reflexión estuvo a cargo de la salesiana S. Carmen Víllora, que pertenece a la Comunidad que anima el CES Don Bosco en Madrid. “Nuestra Raíz de Mornese” busca revitalizar y actualizar el mensaje, la figura y la espiritualidad de Madre Mazzarello reivindicando a una mujer adelantada a su tiempo, intuitiva, que supo descubrir las necesidades de las jóvenes a finales del siglo XIX y que hoy tanto tiene que decir a los laicos del siglo XXI y especialmente invitó a conocer y a profundizar la pedagogía del estímulo desde las Cartas de Madre Mazzarello.
Tras el almuerzo le tocó el turno a Mons. Cristóbal López, antiguo Inspector de la Provincia María Auxiliadora y desde hace unos años Arzobispo de Rabat (Marruecos) y Cardenal desde 2019, recordó “Nuestra Raíz Cristiana”: hijos de Dios, hermanos en Cristo, apóstoles del Espíritu Santo. Con su característico humor destacó la enorme importancia de estar enraizados en Cristo, con la Palabra, desde el ser laicos para que así ser fermento, luz y modelo de vida, pero sobre todo comprometió a ser constructores de paz entre culturas, razas, religiones y personas.
Tras la formación vino el momento de convivencia que tanto se ha echado de menos: grabación con coreografía del himno compuesto expresamente para este curso por el grupo musical cristiano El árbol de Zaqueo que además regaló un concierto-oración a los asistentes.
El sábado por la tarde se celebró la Eucaristía en la que realizó su Promesa un hermano de Sanlúcar la Mayor y recibieron el Pin de Plata cinco hermanos de Granada, San José del Valle, Triana y Huelva.
El domingo se realizó una Peregrinación a Valverde del Camino (Huelva) para visitar la Casa de las Salesianas donde se venera a la Beata Sor Eusebia Palomino. Los participantes fueron recibidos por una comunidad educativa deseosa de compartir una espiritualidad de la humildad, del servicio y de la caridad en Cristo que tanto enamora a tantas y tantas personas que hace años veneran a Sor Eusebia y la reconocen como mediadora de Dios.
“Hemos recibido un legado y ahora tenemos la responsabilidad de hacerlo fructificar con responsabilidad, sin perder de vista las fuentes que nos aportan frescura, fidelidad y autenticidad para seguir siendo lo que Don Bosco nos pide cada día: Buenos cristianos y honrados ciudadanos”, se compartía como conclusión de un encuentro que debe echar raíces.