«Para muchos somos molestos, para Dios, los primeros» es el lema del campamento que reúne en Córdoba a 38 chavales, la mayoría inmigrantes africanos con medidas judiciales e historias de abandono, para pasar unas vacaciones que, pese a sus diferentes credos, se ambientan en el carisma de San Juan Bosco.
Todos los años, el complejo residencial que los Salesianos de Don Bosco (SDB) tienen en la zona cordobesa de Trassierra, Campobosco, acoge a un grupo de jóvenes llegados de centros de menores, con alguna medida judicial, y extutelados por la administración que participan en alguno de los proyectos educativos o sociolaborales que la Fundación Proyecto Don Bosco tiene en todas sus provincias andaluzas y en las Islas Canarias.
En el año del bicentenario del santo italiano y en el que miles de salesianos, religiosos y seglares han pasado sus vacaciones de verano en Italia recorriendo los lugares emblemáticos de su fundador, el campamento de «Los primeros» de Córdoba es quizá la supervivencia más fiel a aquel primer "oratorio" que un recién ordenado Juan Bosco formó con chavales de la calle, abandonados y pobres del barrio obrero de Valdocco en Turín a finales del siglo XIX.
«Los Primeros es una experiencia de vacaciones para chavales que por sus conductas disruptivas, por sus pintas o por su pasado, son rechazados en sus lugares de origen», explica el director del campamento, José Luis Aguirre, un salesiano que lleva toda su vida implicado en marginación, muy especialmente con inmigrantes, que poco a poco se han convertido en los mayores beneficiaros de esta experiencia.
Una experiencia que tiene un componente formativo, se trabajan habilidades sociales, control de impulsos y autoestima, y hábitos de vida saludables con ejemplos reales, como la visita a Peniel, una institución que trabaja con personas drogodependientes para que los 38 jóvenes de realidades complicadas llegados de centros y pisos de autonomía sean conscientes del valor de una vida sana.