Durante el tercer día del encuentro de los Obispos Salesianos, celebrado el pasado fin de semana, los asistentes siguieron los pasos dados por Don Bosco en su itinerario de crecimiento humano y espiritual. La primera parada tuvo lugar en Chieri. "Si en Valdocco nacieron los Salesianos, en Chieri fue formada la vocación de Don Bosco", dijo Don Francisco Cereda, Vicario del Rector Mayor en la explicación del significado de esta peregrinación.
En la Catedral de esta ciudad de Piamonte, el sacerdote Aldo Giraudo, profesor de Teología Espiritual de la Universidad Pontificia Salesiana, rememoró la historia de la vocación del joven Juan Bosco. El profesor salesiano recordó los titubeos iniciales de Don Bosco en el discernimiento de su camino; Rememoró el clima histórico y la realidad de la Iglesia, la Arquidiócesis de Turín y de los seminarios de la época.
Así, destacando el camino realizado por Don Bosco en el seminario de Chieri, subrayó como esos años de formación fueron fundamentales para Don Bosco y le llevaron a abandonar las cosas superficiales e ir más convincentemente encaminándose a su vocación de santidad. "Es bueno para nosotros Salesianos recordar que Don Bosco no nació santo", concluyó.
El camino continuó con una parada en I Becchi, la casa donde Don Bosco pasó los años de su infancia y adolescencia; y continuando hacia atrás en la vida del santo, la culminación de la jornada sólo podía ser el Colle Don Bosco, donde ahora se levanta una gran basílica, mientras que en 1815 nacía, en el seno del matrimonio conformado por Francesco Bosco y Margarita Occhiena, pequeño Juan.
En la iglesia se celebró la Santa Misa, presidida por el Cardenal Charles Maung Bo, Arzobispo de Yangon. En su homilía, el prelado se refirió al sueño misionero que Don Bosco cultivó desde su juventud y cómo se hizo realidad a través de sus salesianos. "Don Bosco ha llegado a Myanmar", manifestó el cardenal, en referencia a la llegada en 1939 de los primeros misioneros Salesianos, liderados por el Sacerdote Antonio Alessi.
El Cardenal Bo también señaló la historia y las dificultades de la Iglesia en su país en estas últimas décadas, pero tuvo palabras de esperanza. "El futuro es brillante para la Iglesia católica en Myanmar. Nosotros confiamos en el Señor, que nos ha protegido hasta ahora ". Y, para concluir la celebración el cardenal, auguró que "el corazón pastoral de Don Bosco viviera en cada uno de nosotros."
La celebración finalizó con el canto salesiano tradicional "Giù dai Colli".