Los misioneros salesianos en Sierra Leona, Liberia, Nigeria y Guinea Conakry están volcados en la lucha contra el ébola. La situación de emergencia va a más cada día en estos países con el cierre de colegios, hospitales y aeropuertos y la prevención continúa siendo la manera más eficaz de luchar contra la epidemia y evitar los contagios. Los Salesianos no sólo trabajan en la sensibilización, sino que también se hacen cargo de los huérfanos que está dejando la enfermedad en estos países.
El brote de ébola que están sufriendo en África Occidental es ya el más grave de la historia. “Los trabajadores extranjeros han salido de los países, se han cerrado fronteras y los aeropuertos internacionales de Freetown (Sierra Leona) y Monrovia (Liberia), también ministerios y las escuelas están sin actividad…”, explica el padre Jorge Crisafulli, inspector de los países de habla inglesa del África Occidental.
Las noticias más graves llegan desde Liberia, donde el virus está descontrolado. “La situación es muy crítica. Los ciudadanos se tomaron a la ligera los consejos de prevención lanzados por el gobierno. Además, como los hospitales han sido uno de los principales focos, la gente tenía pánico a ir al médico”, explica el salesiano Nicola Clarapica. “El gobierno ha cerrado los ministerios y las escuelas, también nuestros centros juveniles y las colonias de verano, los voluntarios en nuestras misiones fueron enviados de vuelta a sus países…”, añade Clarapica. “Hoy es difícil encontrar a un médico en su lugar de trabajo y la población está muy asustada”, continúa el misionero.
Una vez más, son los niños, niñas y jóvenes los que se están viendo más afectados. “Muchos han perdido a sus padres y han quedado huérfanos y nadie quiere hacerse cargo de ellos. Las familias los rechazan porque temen que puedan estar infectados. Su destino es la calle, pero nosotros no podemos permitirlo”, explica el salesiano Lothar Wagner desde Sierra Leona.
El Gobierno de Sierra Leona ha pedido a los Salesianos que se ocupen de los niños y jóvenes que han quedado huérfanos por la epidemia.
Los misioneros se han puesto manos a la obra y ya están trabajando para acondicionar una de sus escuelas en Lungui para que pueda acoger a los niños y niñas huérfanos. “Ya tenemos a 70 menores, pero la cifra a finales de año superará los 200”, añade el padre Crisafulli.
Guinea Conakry fue el primer país afectado. Aquí, los misioneros salesianos “trabajamos sin miedo, pero con mucha prudencia y siguiendo todas las medidas de prevención: lavado de manos con cloro antes y después de las actividades. Además, tratamos de no hacer desplazamientos y ayudamos en las acciones de sensibilización de la población para que conozca cómo se contagia la enfermedad, sus efectos y cómo prevenirla”, explica Emiliano Martínez, misionero salesiano.