Monseñor Francisco Pérez González habla de su vocación, de su vida, de los jóvenes y otros temas que la hacen muy interesante, y pueden servir de preparación para el Año de la Misericordia que empezará el cercano 8 de diciembre.
¿Cómo ve a los jóvenes respecto a la Iglesia?
Los jóvenes son maravillosos y quieren vivir con nobleza de corazón. Pero sucede que están muy atacados por multitud de ideologías y de propuestas engañosas que los prometen la felicidad. Cuando se desengañan buscan con auténtica ansia ser felices y aquí tenemos que estar los cristianos mostrándolos con palabras, gestos y testimonio que el verdadero camino es Cristo, que la única verdad es Cristo y que la única vida es Cristo. Muchas propuestas los narcotizan de tal forma que se sienten como “zombis”: erotismo, droga, fiesta desenfrenada… Es el momento para ayudarlos a descubrir que Dios es Amor y ponerlos ante Él con sentimientos de adoración que los liberará de los ídolos que los tienen capturados. Muchos así lo hacen y construyen bellas familias o se entregan a ser misioneros en una vida religiosa o siguen el camino del sacerdocio para ser portadores de la luz que es Cristo, en bien de la humanidad y las comunidades cristianas. Los jóvenes necesitan Cristo como Cristo los necesita a ellos. ¿Cómo lo hizo San Juan Bosco? Dando la cara por los jóvenes y ayudándolos a salir del ‘infierno’ de las esclavitudes y presentándolos, con gran amor, que Jesucristo es liberador y plenitud de felicidad.
¿Cómo se puede ser hoy "signo y portador del amor de Dios"?
El antes que nada y ante todo confiar en el Amor de Dios, darle gracias y vivir en el servicio concreto y en la entrega generosa a los prójimos que nos encontramos cada día. Dejar que nuestro corazón se asocie profundamente al proyecto de Jesucristo: “En esto conocerán que sois mis discípulos, si os estimáis los unos a los otros”. Vivir con intensidad el “trato de amistad con Dios”, que es la oración. Y dejarnos transformar por Cristo en los Sacramentos del Perdón y de la Eucaristía sin olvidar la estar atentos a los pobres que nos rodean, aportando con fraternidad, solidaridad y amor concreto la amistad y la ayuda necesaria.
¿Qué retos cree que tienen que afrontar los cristianos del siglo XXI?
El reto fundamental es luchar porque la justicia, el amor misericordioso y generoso se hagan cada día más efectivos en la sociedad. Una sociedad que está necesitando el regalo más grande que es reconocer que Dios nos ha creado y nos estima. Desde aquí las mismas leyes serán más humanas y más justas. Al mismo tiempo se tienen que buscar caminos de esperanza ante los grandes retos y grandes dramas que estamos viviendo cómo son las inmigraciones, las guerras tan crueles…
¿Qué mensaje nos daría hoy en la Familia Salesiana?
El mismo mensaje de Jesucristo: “No he venido porque me sirvan, sino para servir”. San Juan Bosco es el mejor modelo de este modo y estilo evangélico para vivir. Os animo, de manera especial en este año Jubilar de la Misericordia que el Papa Francisco nos ha propuesto, acercándonos a los brazos misericordiosos de Dios, a tener entrañas de misericordia hacia los cuals nos ofenden y a vivir las Obras de Misericordia: Espirituales: -Enseñar al que no sabe. –Dar buen consejo al que lo necesita. –Corregir al que se equivoca. –Perdonar las injurias. –Consolar al que está triste.- Sufrir con paciencia las debilidades de nuestros prójimos. –Rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Corporales: –Visitar y cuidar a los enfermos. –Dar de comer al hambriento. –Dar de beber al sediento. –Dar puesta al peregrino. –Vestir al desnudo. –Redimir al encarcelado. –Enterrar los muertos.
