Ciudad Juárez fue en los años 2009 y 2010 la ciudad más violenta del mundo. Los crímenes por extorsión y asuntos de drogas situaban la cifra de homicidios en más de 300 cada mes. En el año 2012 la ciudad mexicana ya estaba fuera de los primeros 50 puestos de esa maldita lista, aunque sus consecuencias no se pueden medir cuantitativamente.
Lo que no se conoce de esta historia es que los Salesianos, y concretamente su trabajo preventivo en las periferias, gracias a los oratorios y también con las autoridades y la sociedad civil, ha tenido mucho que ver en este éxito. Sin embargo, hay que continuar “porque hay demasiado por hacer por los jóvenes”, asegura Juan Carlos Quirarte, salesiano que hace las funciones de director, ecónomo de una comunidad de cuatro salesianos y jóvenes voluntarios que atienden las gigantescas obras y la cárcel de menores, y que también es el responsable de los oratorios, centros juveniles y de la oficina de Proyectos en Ciudad Juárez.
La clave es “la opción preferencial de los Salesianos, el trabajo en las plataformas sociales que abarca 18 países, desde Canadá hasta Bolivia para articular un trabajo de prevención, ya que la problemática es compleja y hay muchos tipos de migraciones, no sólo Estados Unidos es el receptor y México el lugar de paso…”, reconoce Juan Carlos.