En las vísperas de la fiesta de San Juan Bosco la Familia Salesiana del Campo de Gibraltar recordó a don Antonio Rodríguez Lucena con diferentes actos en los que se puso en valor la labor de este buen salesiano a los pocos meses de su fallecimiento.
En un sencillo, pero emotivo acto, la casa salesiana de La Línea dedicó un nuevo espacio recordando su figura en el patio de entrada del colegio el pasado 24 de enero, fiesta de San Francisco de Sales y día del Carisma Salesiano. “Que seamos, como él, constructores de paz, de fraternidad salesiana y de amor a los jóvenes y familias de nuestra Casa y de nuestro pueblo”.
Igualmente, la casa salesiana de Algeciras le dedicó la nueva “Plaza de la Paz”, ubicada en la entrada de la Parroquia de María Auxiliadora. “Una placa en su honor y un olivo, que nos recuerda la paz que viene de Dios. Quieren ser signos visibles para todos de nuestro compromiso por la construcción de una sociedad mejor desde los valores del Evangelio y el carisma salesiano”, compartían teniendo presente su ejemplo tras el ataque en el que, hace un año, sobrevivió en la capilla de San Isidro cuando oficiaba misa.
También se rezó por don Diego Valencia, víctima en la tarde del 25 de enero de 2023. Desde el recuerdo y afectuoso cariño a ambos, el Director de la Casa procedió a la bendición de los símbolos, del nuevo espacio y de todos los presentes.
EL EJEMPLO DE DON ANTONIO
Nació en Écija, en 1948. Llamado por el Señor a la vida consagrada, hizo su profesión religiosa en 1963. Tras realizar sus estudios eclesiásticos en San José del Valle, Turín, Sanlúcar la Mayor y Sevilla, fue ordenado presbítero en 1977. A lo largo de su dilatado ministerio, desarrolló su labor pastoral en diversas localidades de las provincias de Sevilla, Badajoz y Cádiz. A raíz del atentado que sufrió en enero de este año, se le detectó un cáncer, que provocó que su salud fuese menguando, aunque no así su ministerio presbiteral y su atención a la parroquia.
Entregó su alma al Señor el pasado 9 de octubre, a los 75 años de edad, 59 de salesiano y 45 de sacerdocio. Sus hermanos salesianos, y cuantos le trataron, le recuerdan como un salesiano entregado, hombre de fe, trabajador, responsable y muy devoto de María Auxiliadora.
Entre los recientes reconocimientos cabe destacar la concesión de la medalla «Pro Ecclesia Gadicense et Septense» a título póstumo.