Hacen falta tan sólo un par de minutos hablando con Pedro Yedra Contreras (La Línea de la Concepción, 20 de febrero 1965) para que la conversación termine alrededor de la educación y con los jóvenes como protagonistas. El fiel reflejo de esta pasión puede medirse en iniciativas como el lanzamiento del blog Don Bosco educa, una plataforma en la que todos los pensamiento están enfocados en un mismo fin: construir la escuela salesiana del siglo XXI.
El último mensaje en su perfil en Twitter puede leerse, “La #escuelasalesiana21 la construimos entre todos”. En tiempos en los que prima el individualismo, ¿es posible tener un desafío común?
Bueno, la pregunta no es si podemos tener un desafío común, más bien tendríamos que preguntarnos si podemos seguir cada uno por separado. En la zona sur hemos hecho un camino interesante en los últimos años en cuanto a la gestión, pero es insuficiente. En un mundo tan complicado como el que nos ha tocado vivir, es necesario unir fuerzas y responder a las necesidades de nuestros chicos con un proyecto común. Hay elementos muy interesantes en muchas casas de nuestra inspectoría, pero no los conocemos, necesitamos nuevos foros. La Escuela salesiana tiene que reinventarse desde los colegios creando nuevas sinergias. Si no hacemos eso, corremos el peligro de dejar de responder a las necesidades de nuestros chicos.
¿Cómo se lleva eso a cabo desde Tenerife?
En Tenerife hace unos años teníamos dos opciones, cambiar o desaparecer. Elegimos reinventarnos y responder a las necesidades de nuestro entorno. Don Bosco sigue dando respuestas a nuestros chicos, pero está claro que el Don Bosco histórico de 1875 ya no era el de 1850. Don Bosco se reinventaba. El Sistema preventivo era el mismo, pero su actualización era constante. ¿Podemos dar respuesta a los chicos de nuestra época con las respuestas de ayer? Claro que no. Pues exactamente fue lo que hicimos. Primero no confundimos modelo pedagógico con metodologías. Para nosotros, definir el modelo fue lo primero, luego vinieron las metodologías que podrían ayudarnos a ello.
Quisimos convertirnos en un colegio de élite para nuestros destinarios. Creo que estamos en el camino. Sólo es necesario dar una vuelta por nuestro colegio para darse cuenta.
El pasado 10 de mayo, en Las Palmas de Gran Canarias, la Consejería de Educación de Canarias te otorgó el premio Viera y Clavijo, máximo galardón que entrega la Consejería de educación a los docentes y personas que se significan en la educación no universitaria en las Islas Canarias. ¿Qué significa este reconocimiento para la casa de La Cuesta?
Bueno, aunque este premio se me entregó a mí, estoy convencido que pertenece a toda la comunidad educativa de La Cuesta. Entre todos hemos querido convertir nuestro Centro en un Colegio de élite para los chicos de nuestro barrio. Un colegio que no para de innovar y que ha conseguido en pocos años dar la vuelta a unos índices de abandono y fracaso escolar. Y todo esto, al estilo de Don Bosco, hemos querido hacerlo por aquellos chicos que nunca podrán pagar otro tipo de Colegio de élite. Como entenderás, algo tan importante no es mío. He acompañado, alentado, dirigido y propuesto. Sin embargo, ha sido el claustro del La Cuesta el que lo ha hecho realidad.
Por otro lado, el premio le pertenece a nuestra congregación. En La Cuesta somos consciente que hemos crecido gracias a la opción hecha por nuestra inspectoría a favor de los chicos de esta Casa.
En aquella ocasión se pronunció una frase que podría relacionarse de manera clara con la educación salesiana en el año del bicentenario. "Saber unir pasado y las exigencias del presente con mirada de futuro y pilotar un proyecto de transformación al servicio del entorno social cercano”. En su opinión, ¿Hacia dónde vamos?
Paulo Freire decía que la educación es un acto de liberación humana. La educación debe hacer hombres libres. Debe ser integral. Debemos educar ciudadanos autónomo, críticos y capaces de pensar, que trabajen en común. Capaces de solucionar problemas…
Vivimos en un mundo donde todo se compra y todo se vende, la educación debe convertirse en una promesa para trabajar por un mundo mejor. Estamos educando y preparando a jóvenes para profesiones que aún no se han inventado. Tenemos que visionar el futuro y educar en las competencias que van a serle útiles mañana. El mundo cambia a una velocidad de vértigo mientras nuestras escuelas se adaptan muy lentamente y con muchos miedos. Es preferible equivocarse a no moverse, porque lo que está claro es que la respuesta que hoy estamos dando ya no sirven.
Estamos acostumbrado a escuchar conceptos como innovación educativa o competencia digital. ¿De qué forma podemos medir esos términos en nuestras escuelas?
La innovación, el cambio de paradigma educativo sólo tiene sentido en la medida a que responda a la demanda de las nuevas generaciones. Son válidas en la medida que disminuyan el fracaso escolar y el abandono. El cambio es válido si desarrolla las inteligencias de nuestros alumnos y les ayuda a ser felices.
Por último, 24 alumnos de Salesianos La Cuesta visitaron el 13 de marzo la sede en Estrasburgo invitados por la Oficina en España por el trabajo realizado a través de Célula Europa. ¿Qué supone llevar a cabo esta representación como aval por la apuesta por el intercambio europeo y la creación de un contexto bilingüe en las aulas?
En un entorno donde la principal industria es el turismo, nuestra apuesta por las lenguas extranjeras se hacía vital. El de La Cuesta es un colegio localizado en un barrio popular y muchos de nuestros alumnos jamás habían salido de la isla. Por ello, los intercambios con otros países de Europa cobraron una importancia de primer orden y se hicieron estratégicos. Nuestro equipo de Célula Europa ha trabajo mucho y bien y esta invitación es un justo premio a su trabajo.
Muchos de los chicos que fueron a Estrasburgo no habían salido nunca de las islas. Estoy seguro que han sido dignos representantes de todos aquellos jóvenes que luchan y se preparan para construir un mundo mejor